Lectio Domingo 04 de febrero, 2024

Primera lectura: Job 7,1-4.6-7. El libro de Job nos presenta el drama de un hombre justo que sufre sin motivo aparente y que cuestiona a Dios sobre el porqué de su situación. En este pasaje, Job expresa su angustia y su desesperanza ante una vida que se le hace insoportable.

Salmo responsorial: Sal 146,1-6. El salmo contrapone la actitud de Job con la del salmista, que alaba a Dios por su bondad y su poder. El salmo nos recuerda que Dios es el creador y el sostén de todo lo que existe, y que se preocupa especialmente por los pobres y los afligidos.

Segunda lectura: 1 Corintios 9,16-19.22-23. El apóstol Pablo nos comparte su experiencia de predicador del Evangelio, que no es para él un motivo de orgullo, sino una obligación y una vocación. Pablo se hace todo para todos, adaptándose a las diferentes circunstancias y personas, con el fin de ganarlos para Cristo.

Evangelio: Marcos 1,29-39. El evangelista Marcos nos narra el inicio de la actividad pública de Jesús en Galilea, donde realiza signos de curación y liberación, y donde se retira a orar en lugares solitarios. Jesús muestra su compasión por los enfermos y los poseídos, y su fidelidad a la voluntad del Padre, que le envía a predicar el Reino de Dios.

Empieza un nuevo día y despertamos al alba para escuchar y contemplar, ambas actitudes son fundamentales para acercarnos a Dios y a su voluntad. Escuchar implica estar atentos, receptivos y dispuestos a obedecer. Contemplar implica admirar, agradecer y alabar. Ambas actitudes nos ayudan a entrar en comunión con Dios y con los demás.

Escuchar

Nos acercarnos a un día con el Maestro donde la cotidianidad está tejida de Celebración, Servicio, Fraternidad, Oración, Misericordia y Misión según lo confrontamos en el Evangelio propuesto para la contemplación de este día: Mc 1, 29 salen de la sinagoga (Celebración); Mc 1, 30 al encuentro de la suegra de Pedro enferma (Servicio); Mc 1, 31  en casa de Pedro Jesús cura a su suegra quien se pone a servirles (Fraternidad); Mc 1, 32 al atardecer cura a los enfermos agolpados en la puerta (Misericordia); Mc 1, 35 de madrugada se retira en silencio para estar con el Padre (Oración) y ante la inquietud de la gente que lo busca al alba responde a sus discípulos vamos a otros lugares (Misión) Mc 1, 38 .  Cada una de estas palabras nos muestran una faceta del amor de Jesús y su entrega, y nos invita a imitarlo en nuestra realidad concreta.

Contemplar

Se pudiera continuar reflexionando y ahondando en cada gesto de Jesús desde las seis palabras que perfilan su día sin embargo hay un detalle que nos ayuda a entra en el corazón de Dios y estar con Él que es el fin de todo espacio de oración. Fijamos la mirada en el versículo Mc 1, 31 cómo Jesús no sólo obra milagros sino la particular manera de relacionarse con confianza y predilección con los enfermos a quienes curaba; se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Más adelante el relato habla de otras curaciones, pero esta en particular caracteriza los gestos de Jesús que son los del Padre. ¿Nos preguntamos qué pudo ver o sentir la suegra de Pedro? No hubo palabras solo sabemos que los ojos y las manos de Jesús conectaron con su debilidad y en sus gestos encontró aquella mujer la fuerza y el apoyo que le hizo incorporarse para acoger, atender y servir a Jesús y a los discípulos.

Existe otra realidad implícita en este Evangelio y aunque no está del todo expuesta nace como una consecuencia irrefutable, y es que toda persona que se encuentra con Jesús y el rostro del Padre no puede callar la alegría de la salvación, el anuncio de lo vivido, el palpitar del corazón hecho palabras. Fue una realidad para la suegra de Pedro, su curación la focaliza, la empodera y la convierte en sacramento de Dios testificando con su vida la alegría de haber recobrado la Esperanza y el sentido de la vida. No solo a Dios abrió las puertas de su casa y sirvió a Jesús, sino que a sus vecinos también les anunció, invitó y acogió. Esto nos indica que Jesús no solo restauró su salud física, sino que también le dio una nueva vida espiritual. Este incorporarse de la suegra de Pedro nos desafía a renovar nuestra fe y nuestro compromiso pues escuchar al Maestro implica estar dispuestos a aprender de él, a seguir sus enseñanzas y a hacer su voluntad. Dejarse encontrar con su mirada implica reconocer su presencia, su amor y su acción en nuestra vida y en la de los demás.

Invitación:

Todo el que escucha no se puede quedar cayado. Recobra la alegría, escucha al Maestro y déjate encontrar con su mirada. Jesús se encontró con la mirada del Padre y su estilo de vivir nos ayuda a interrogarnos:

  • ¿Es la oración el espacio donde encuentras la fuerza, el consuelo y el impulso para vivir la misión?
  • ¿La entrega de Jesús en la cotidianidad de la vida anima tu diario vivir y te es necesario vivir la celebración, la oración, la fraternidad, la misericordia, el servicio, la misión como aspectos que no podemos descuidar si queremos seguir el ejemplo de Jesús?
  • ¿Qué piensas de la afirmación el que escucha a Jesús no pueda quedarse callado?

Intención:

Pide al Padre por intercesión de Jesucristo que durante esta semana puedas sentir su voz que te levanta de la fiebre y la alegría del encuentro con él y la intimidad con el Padre te den Consuelo y Esperanza.

Hna. Mariulis Grehan, tc

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