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Monseñor Alejandro Labaka y Hermana Inés Arango, misioneros que arriesgaron su vida por el evangelio – 37 años de su entrega generosa

Celebramos un nuevo aniversario de su muerte y recordamos como Monseñor Alejandro Labaka, Obispo Capuchino y la hermana Inés Arango, religiosa Terciaria Capuchina, ofrendaron su vida por amor a los Tagaeri en la Amazonía del Ecuador. Ellos, dos personas distintas, que nacieron en lugares diferentes, España y Colombia respectivamente, con procesos de vida diversos son unidos por la providencia de Dios en un proyecto común, el compromiso con el cuidado de la vida y de los derechos de los pueblos amazónicos.

Como todo misionero recibieron un llamado, decidieron seguir a Jesús y servirlo a través de la misión que los llevó por distintos lugares donde dejaron huellas de bien. En el año 1987, ellos, hacían parte del equipo de misioneros que trabajaban en el Vicariato Apostólico de Aguarico, una iglesia que siempre ha estado comprometida con la causa de los pueblos que habitaban estas tierras desde tiempo atrás  viviendo en paz y libertad. Sin embargo, no eran civilizados, no tenían identidad civil, no hablaban nuestro lenguaje y no entendían porque eran desplazados de sus territorios. A ellos dirigieron su mirada Alejandro e Inés, los vieron con los ojos de Dios y se sintieron “hermanos en Cristo”, los creyeron dignos de amor, respeto, ayuda, acompañamiento y defensa de sus derechos. A ellos dedicaron varios años de su vida y servicio misionero.

Y fue el día 21 de julio de 1987, cuando intentaban entrar a los Tagaeri una tribu indígena no contactada, para iniciar un proceso que favoreciera su protección, que ofrendaron su vida. La noticia causó dolor y sorprendió a todos, dentro y fuera del país, pero como semilla que cae en tierra y muere para dar fruto, también ha generado vida. Su entrega no fue improvisaba, era la consecuencia de su opción por Cristo y la misión, evidencia de su compromiso con los pueblos amazónicos excluidos. Desde entonces, cada año en torno a su aniversario, se genera un fuerte movimiento interno y externo, personal, comunitario y eclesial que nos acerca a sus personas y testimonios.

Quienes los conocieron, dan cuenta de su “pasión por Cristo y la misión”. Anhelaron lugares de frontera y estaban dispuestos a entregar su vida por los que amaban, así consta en la positio que se ha escrito de cada uno, y que en el pasado mes de junio en la discusión de los Consultores Teológicos del Dicasterio de la Causas de los Santos, ha recibido votos positivos en lo que se refiere al “Ofrecimiento de la vida”.

¿Qué significa hoy para nosotros esta noticia? El reconocimiento de que su vida puede inspirar a otros, a nosotros de diversas maneras, entre otras motivándonos a:

  • Descubrir y acoger el proyecto de Dios en nuestra vida
  • Vivir a plenitud, es decir con pasión y fidelidad la vocación recibida
  • Crear vínculos fraternos incluyentes que permitan generar y cuidar la vida propia y la de los demás
  • Optar en Cristo por los pobres y excluidos de hoy, desde el amor, el servicio alegre y generoso aún a riesgo de la propia vida
  • Cuidar la casa común

El papa Francisco en la exhortación apostólica Gaudete et exultate nº 5 anota: “En los procesos de beatificación y canonización se tienen en cuenta los signos de heroicidad en el ejercicio de las virtudes, la entrega de la vida en el martirio y también los casos en que se haya verificado un ofrecimiento de la propia vida por los demás, sostenido hasta la muerte. Esa ofrenda expresa una imitación ejemplar de Cristo, y es digna de la admiración de los fieles

También somos conocedores de que el Papa Francisco en el documento Motu propio Maiorem Caritatem, 11 de julio del año 2017, abrió la posibilidad de beatificación y canonización por otra vía, el ofrecimiento de la vida, dice: “son dignos de consideración y honor especial aquellos cristianos que , siguiendo más de cerca los pasos y las enseñanzas del Señor Jesús, han ofrecido voluntaria y libremente su vida por los demás, perseverando hasta la muerte en este propósito” y añade: “El ofrecimiento de la vida, para que sea válido y eficaz para la beatificación de un Siervo de Dios, debe cumplir varios criterios, entre ellos la necesidad del milagro sucedido después de la muerte del Siervo de Dios y por su intercesión”.

Ahora se trata de conocerlos más y encomendar a ellos nuestras necesidades pidiendo con fe su intercesión.

Enlace para acceder a todo lo que se refiere a los misioneros: https://alejandroeines.org/

En caso de recibir gracias, favores o milagros comunicarse a: alejandroeines@gmail.com

Hna. Bilma Narcisa Freire Chamorro

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Cierre del mes de formación permanente

Después de visitar, desde nuestra Curia general en Roma, los lugares franciscanos y eclesiales, veintitrés hermanas de doce nacionalidades han participado en el mes de espiritualidad congregacional durante los días 1 al 30 de junio, en la Casa Santuario Nuestra Señora de Montiel, acompañadas por las Hnas. Isabel Valdizán y Fanny Londoño delegadas por el gobierno general y miembros del equipo general de Formación 

Este espacio les ha posibilitado profundizar en el Documento final del XXIII Capitulo general “Juntas avanzamos, generamos y cuidamos la vida” en sus diversos núcleos todos referidos al cuidado.

Durante este mes, nuestras Hermanas venidas de diferentes países y provincias recibieron formación y acompañamiento por parte de nuestras Hermanas: Estela Aldave, Medrano, Inmaculada Sancho Fabra, Amparo Alejos Morán, Bozena Orlowska, Isabel Valdizan Valledor y Fanny Londoño Sosa, Terciarias Capuchinas.

A demás de la participación del Profesor Alfonso López Fando, el Padre Jaime Rey Escapa, Ofm. Cap, la Hna. Antonia López Arroyo, Religiosa Adoratriz.

En la última semana de Ejercicios y con el mismo “hilo” del CUIDADO ha acompañado al grupo Margarita Saldaña Mostajo, Laica Consagrada de la Familia de Carlos de Foucauld.

Agradecemos al Señor y a la Congregación este tiempo de gracia y esperamos de retorno a cada Demarcación a nuestras  Hermanas como testigos y pregoneras de tanto bien recibido, a su vez agradecemos los esfuerzos del Gobierno neneral y de Nuestras Hermanas Isabel y Fanny en la misión encomendada.