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“Lo que hemos visto y oido” Viviendo la alegría del evangelio con corazón misionero

Con motivo de la Jornada Mundial del Domund 2021, en la que se nos invita a todos los cristianos a compartir “lo que hemos visto y oído”, os comparto mi testimonio de manera sencilla y con corazón agradecido por mi vocación de Hermana Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia que va entretejiendo la vida con personas de toda raza, lengua, pueblo y nación, a las que, gracias a la Buena Noticia de Jesucristo, nuestra Fe y Esperanza, puedo llamar de verdad Hermanas, Hermanos, pronunciando sus nombres desde la vida y la misión compartida.

Así vivo la misión, el don de la fraternidad, y como todo don debo acogerlo, reconocerlo y también trabajarlo para que dé fruto en abundancia, siendo para mí camino de purificación y salvación que voy recorriendo poco a poco, con la paciencia, sabiduría y misericordia que Jesús tiene conmigo, expresándola en gestos concretos de mis Hermanas, en tantas personas que aun sin saberlo me van ayudando a crecer, a madurar como mujer consagrada.

Es hermoso ver cómo experimentando mi fragilidad: ser extranjera, diferente, no conocer bien la lengua ni las diversas culturas que en África son innumerables, tener una piel que se quema, no aguantar un día sin comer, por poner algún ejemplo…, encuentro personas que me cuidan, ayudan y protegen con amabilidad. También la lección de vida que me dan cuando, sufriendo mi “impaciencia” nacida de mis propios ritmos, manera de pensar y ver las cosas, son pacientes conmigo. Cómo el discernimiento me va ayudando a pasar de “lo mío” a “lo nuestro”, liberándome así de mi prepotencia de pensar que “lo mío es lo mejor” viendo que “lo mío… lo que yo pienso, siento, creo, mi cultura…” no es lo mejor, sino simplemente “lo mío”, abriéndome así a la riqueza de acoger “lo del otro” que tantas veces es completamente diferente, válido, enriquecedor y me conduce al hermoso camino de “lo nuestro”.

Una de mis certezas de fe, desde lo vivido, es que Dios no se deja ganar nunca en generosidad; todo lo entregado con amor, Él lo multiplica hasta límites insospechados. Así, la fraternidad se extiende y me regala el llegar a cualquiera de las trece comunidades que tenemos en África: R. D. del Congo, Benín, Tanzania y Guinea Ecuatorial y sentirme en mi casa, acogida y querida por mis hermanas disfrutando, y también buscando la manera entre nosotras, laicos y beneficiarios de llevar adelante nuestras obras apostólicas en misión compartida y con una economía fraterna y solidaria en la que todos aportamos y todos recibimos, recibiendo también gran ayuda de benefactores a través de numerosos proyectos.

Ir al Hogar Rosario de Soano, para jóvenes con capacidades diferentes, en Morogoro-Tanzania, llamar a la puerta y que me abra y acoja con una sonrisa de par en par, Magdalena, una muchacha del Hogar. Llegar a Ntuntu-Singida y que los niños de la Escuela Maternal San Juan María Vianney, que aparecen en grupitos pequeños en medio de los árboles, desde sus casas diseminadas, vengan a la misa por la mañana temprano y nos acompañen en el camino hasta la escuela. Pasear por Kigamboni y que los niños, jóvenes y padres de Fray Luis Amigó Schools te saluden con cariño, sin distinción de religión, cristianos o musulmanes. Saludar a la gente en el barrio de Kasungami de Lubumbashi R.D. Congo y disfrutar de la familia que Dios nos ha dado: Maman Georgette ya anciana y sola, que vive al amparo de las hermanas, que siempre me recibe hablándome en swahili y francés como si entendiera todo lo que me dice, sin parar de trabajar. Los niños, niñas y jóvenes del Hogar Sagrada Familia, nuestra familia, los enfermos del Centro de Salud Santa Clara, los niños de la Escuela Maternal Montiel. Celebrar cincuenta años de presencia en Kansenia, R.D. Congo y recibir a grupos de las parroquias lejanas, que venían andando durante tres días para participar en la fiesta. Visitar con el grupo de novicias a los ancianos desamparados, en Ouessè-Benín; los poblados con las cooperativas de mujeres que son fuente de vida y desarrollo para las familias y pueblos de Nikki, los niños desnutridos, enfermos atendidos en Cotonou, Gló y tantos nombres que llevo en el corazón de Evinayong, Guinea Ecuatorial…

Bendito sea Dios por el regalo de mi familia que con su testimonio me hizo crecer en la fe en Jesucristo y la importancia de servir a los demás, por mi amada Congregación, y por el servicio que en estos momentos estoy prestando a mis hermanas y hermanos.

Como nuestro querido Padre Luis Amigó decía: “Sea todo por el amor de Dios”.

HNA. EVA MARÍA SALVADOR ASPAS, TC

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Luis Amigó, una inspiración para nuestro tiempo

En 1948 llegaron a Brasil las primeras Hermanas Terciarias Capuchinas desde Colombia. Por la osadía y valentía de estas hermanas llegó la semilla franciscano-amigoniana a tierras brasileñas y desde la esencia de la Pedagogía Amigoniana mantuvimos la mirada y las acciones siempre enfocadas en las necesidades que nos rodeaban, buscando posibilitar respuestas efectivas para promover y defender los derechos de todos, especialmente de aquellos que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad.

A través de este artículo queremos compartir cómo Luis Amigó ha inspirado nuestro trabajo en el Centro Educativo Frei Luis Amigó (CEFLA), ubicado desde 2003 en el oeste de la ciudad de São Paulo. El propósito de este Centro Educativo es atender a niños, niñas y adolescentes de 6 a 14 años inclusive, en situaciones de vulnerabilidad social de los barrios marginales aledaños. En la trayectoria de estos 18 años de recorrido, ayudamos a construir muchas historias de promoción y dignidad del ser humano. Actualmente, el servicio está dirigido a 120 niños y adolescentes de 92 familias. Desde nuestro Carisma, buscamos experimentar la opción preferencial por los más pobres y necesitados, asumiendo la construcción de un espacio vital que potencie el proceso de humanización, formación integral, participación y ciudadanía. Desarrollamos acciones y actividades que generan la fuerza del protagonismo y la autonomía, en base a sus intereses, demandas y potencialidades. Las actividades se basan en la pertenencia, construcción de identidad, transmisión de códigos sociales y culturales, actividades de participación ciudadana, desarrollo de la percepción de la realidad social, económica, cultural, ambiental y política, apropiación de derechos ciudadanos, reconocimiento de deberes, cosmovisión y posicionamiento en el espacio público.

La misión que se lleva a cabo en este trabajo se basa en la propuesta pedagógica amigoniana, a través de principios y valores como base de nuestras acciones. Siguiendo los pasos de Nuestro Padre Fundador, asumimos el Amor como la esencia que moviliza nuestra práctica, un amor que genera espacios de confianza, aceptación, misericordia, acompañamiento, respeto y humanidad, amor que nos permite responder hoy a los desafíos que nos presenta  una sociedad cada vez más individualista y sin sentido.

La atención a los signos de los tiempos y los nuevos escenarios sociales nos hicieron revivir la experiencia de Luis Amigó, nuestro Fundador y de nuestras primeras Hermanas al inicio de la fundación de la Congregación, quienes desde 1885 mostraron una actitud clara de sensibilidad, confianza en la Providencia, amor exigente, compasión y generosidad. El amor asumido como una decisión, hasta el punto de sacrificar la propia vida para aliviar el dolor y la soledad de las víctimas huérfanas de la pandemia del cólera.

El año 2019 marca el inicio de tiempos difíciles y desafiantes para toda la humanidad; tuvimos que adaptarnos a una nueva normalidad como resultado de la pandemia del Covid-19. Este drástico cambio social afectó nuestro trabajo, tuvimos que innovar las respuestas, adaptar las formas a seguir acompañando el crecimiento y las necesidades de los niños, niñas , adolescentes y sus familias.

Motivadas por la fuerza, el celo y el ardor misionero de nuestro Carisma, seguimos cuidando a nuestros educandos, familias y comunidad, siendo instrumentos de paz y esperanza en medio de tanto dolor que se enfrenta en estos tiempos, respondiendo a la necesidad de seguir cumpliendo nuestra misión con el fin de ofrecer alternativas a todas las realidades. Quienes tuvieron la posibilidad, recibieron atención remota con reuniones virtuales, que nos permitieron ingresar a sus hogares y no perder los lazos de unión. Para aquellos que no tenían acceso a los medios digitales se los acompañó a través de cartillas y materiales diversos. Para las situaciones de mayor vulnerabilidad se llevaron a cabo visitas en sus hogares, derivaciones a psicólogos, trabajadores sociales, Unidad Básica de Salud (UBS). La Institución, sensible a las necesidades de las familias, favoreció la atención integral que se materializó a través de la escucha de la realidad vivida por medio de llamadas telefónicas, visitas presenciales, visitas en casos urgentes, entrega de canastas de alimentos, artículos de higiene y materiales de limpieza, medicamentos, encuentros virtuales con actividades lúdicas, espacios de espiritualidad y escucha, derivaciones a la red de protección en caso de situaciones más complejas para acceder a programas de ingresos y servicios de salud, sensibilización comunitaria sobre el COVID-19 con campañas, suscrito para que todos tengan derecho a las vacunas y a los programas de  apoyo financiero del Gobierno.

Concretamente, la misión en esta obra pone en práctica la frase de Nuestro Padre: «En la unidad está el secreto de la fuerza» porque la calidad humana del cuidado que ofrecemos solo es posible porque hay  un trabajo en equipo entre educadores y hermanas, que trasciende las dificultades y que día a día alimenta el sueño de colaborar en la humanización y promoción de nuestros niños, niñas y adolescentes. A través de una formación sistemática, los educadores reciben instrumentos para conocer, profundizar y aplicar la propuesta de la Pedagogía amigoniana. Ser educador amigoniano es una misión exigente y para ello deben recibir todos los elementos necesarios para desarrollar este perfil.

La germinación de las semillas esparcidas y la visibilidad de los frutos …

Por medio de los dos testimonios siguientes, presentamos nuestro reconocimiento y ofrecemos algunos de los muchos frutos generados a través de nuestra presencia en comunión con la comunidad.

«CEFLA me inspira a ser más solidario y cuidadoso en los pequeños detalles que normalmente dejaría por fuera. Al estar aquí desde pequeño me he acostumbrado a la frase «doy mi vida por mis ovejas», que terminó vinculándose a un sentimiento de cariño tanto por el significado de la frase, como por lo que representa para mí. Es la experiencia de este lugar donde pasé tanto tiempo, las personas que conocí y que me ayudaron a ser mejor a lo largo de los años, despertándome a la solidaridad, haciéndome querer devolver el bien recibido de alguna manera, ya sea en la vida diaria o en el trabajo ” (Lincon es ex alumno y actualmente trabaja como joven aprendiz).

“Ustedes exhalan el cuidado de unos a otros como parte de sus vidas. Llegué a conocer el espacio y este amor que se desborda desde hace años, cuando participé en una búsqueda del tesoro como miembro del grupo juvenil de la Parroquia São Matheus. Cuando supe del proyecto que existe aquí, estaba segura de que encontraría el apoyo que siempre quise para hacer la vida de mi hijo más saludable y feliz. Y hace dos años, la mayor parte durante esta pandemia, a este amor le crecieron alas e invadió nuestro hogar a través de los encuentros online, canastas básicas, material de apoyo, llamadas, carteles, etc. Nuestro agradecimiento es inmenso por existir en nuestras vidas ” (Valéria Meira, madre de Arthur, 8 años).

Hna. FRANCISCA JULIANA DO NASCIMENTO

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Abriendo caminos en India mi experiencia como primera Terciaria Capuchina de mi país

He descubierto que un nuevo comienzo es un proceso, un nuevo comienzo es un viaje, un viaje que requiere un plan. Y este ha sido el discernimiento de nuestra Congregación que ha extendido su presencia misionera a la increíble India. India es una tierra de hermanos y un vivero de templos y mezquitas, donde la diversidad religiosa ha sido una característica que ha definido la población de esta tierra durante siglos. India es un país donde las personas son de diferentes castas, credos, religiones y culturas, que  viven juntas y hablan diferentes idiomas. Por eso se dice que la India es un país de «unidad en la diversidad».

«La pasión es lo que consume tu corazón y tu mente». La cuestión es cómo usas esa pasión de una manera concreta. Con destellos de pasión en sus corazones, nuestras hermanas aterrizaron en la India con un auténtico espíritu misionero para hacer realidad nuestra presencia y nuestro Carisma en esta tierra en 2008. Sin casa, sin muebles, sin comodidades, sin ambiente de convento pero con una confianza incondicional en la Divina Providencia y una cálida acogida brindada por la hospitalidad fraterna de los Padres Capuchinos. Como se suele decir, «aventúrate fuera de tus zonas de confort, las recompensas valen la pena». Sí, a los pocos meses de nuestra llegada, poco a poco levantamos nuestra propia casa y desde allí colaboramos con los Padres Capuchinos.

Las grandes cosas nunca vienen de las zonas de confort. De hecho, mi experiencia como primera Terciaria Capuchina fue un gran desafío, no solo por tener que adoptar la cultura de la Congregación, sino porque yo misma tenía que adaptarme a la cultura de mi propia gente y hermanarlos con la cultura del Evangelio. Romper mis propios rasgos culturales, las fronteras de castas, los apegos al regionalismo me costó mucho. Dije: Princy, sé abierta, deja que Dios haga el resto en ti. Fue un largo proceso para esculpirme en manos de muchos escultores a través de la formación y diversas experiencias que me moldearon para tener la convicción de que estoy llamada a ser una auténtica Terciaria Capuchina, a abrazar la reciprocidad y a florecer en relaciones de circularidad.

En sus inicios la comunidad estuvo compuesta por tres hermanas que iban y venían, turnándose por cuestiones de visado. Siempre hubo una dificultad de adaptación para las hermanas que también exigió muchos ajustes por el clima, la comida, la cultura y el idioma. Empezamos a trabajar en el Colegio de los Padres Capuchinos, lo que nos ayudó económicamente. Nuestra presencia en Rameshwaram fue dando muchos frutos a medida que nos aventuramos a colaborar con las actividades parroquiales, como cuidar la subestación, visitar a las familias, dar catequesis en preparación para la primera comunión y distribuir la comunión a los enfermos; esto nos acercó más a la gente. Las personas, sacerdotes y otros religiosos de la isla comenzaron a apreciar nuestra presencia, ya que los desafiaba a vivir una vida sencilla, a hacerse accesibles; al caminar por las calles con una sonrisa y a hablar con las personas con las que nos encontrábamos en nuestro camino,  rompieron su imagen de que los sacerdotes y religiosos son personas que viven en un pedestal. Esta comunidad funcionó también como Casa de formación para las aspirantes.

Cuando pasaron los años, también nos ofrecieron cuidar de un hogar de niños que está bajo la dirección de los Capuchinos. Tuvimos entonces dos comunidades con tres hermanas en cada una trabajando como misioneras pero debido a las políticas del gobierno, el conseguir la visa se volvió más difícil y en discernimiento continuo se vio la necesidad de abrir una nueva presencia cerrando las dos comunidades que ya existían.

Y actualmente nuestra comunidad se sitúa en el Instituto Anugraha de asesoramiento y psicoterapia administrado por los Capuchinos, ya que de esa manera se puede conseguir con facilidad visa de estudiante a las hermanas extranjeras. Nuestra comunidad Montiel Illam- Anugraha (que significa casa de la Misericordia) está formada por tres hermanas que estudiamos y trabajamos aquí. Nos dimos cuenta de que a medida que nos dedicamos  al servicio de los demás, descubrimos nuestra propia vida y nuestra propia felicidad.

La obra de Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo su voluntad, nunca carecerá de lo que necesitamos.  Esta ha sido mi gran experiencia durante estos años de presencia aquí. Muchas son las bendiciones que he recibido a través de diferentes personas con las que me he encontrado en el camino de la vida; hay que desaprender muchas cosas para aprender otras nuevas. El regalo de esta vida no ha sido simplemente la miríada de oportunidades que se me ofrecieron como hermana, sino también las relaciones que he desarrollado dentro y fuera de la comunidad y los aspectos de mí misma que han surgido como resultado de estas experiencias,   han ampliado mi perspectiva en lugar de reducirla. En este caminar puedo decir que las hermanas siempre han estado a mi lado y estoy orgullosa de ser una Terciaria Capuchina, encarnando el Carisma e identidad congregacional en mi país. Yo diría que no existe un camino verdadero de evangelio que no lleve a la misión, porque el evangelio es la historia de un Dios con un corazón misionero. Y yo estoy llamada, como seguidora suya, a vivir de tal manera que sea presencia de este Dios con corazón misionero en la vida diaria. Que cada una de nosotras nos detengamos, miremos a nuestro alrededor y nos preguntemos “¿QUIÉN ME NECESITA HOY?”

Hna. PRINCY JOSEPH

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Capítulos Provinciales en América Latina

Durante el mes de agosto de 2021 las tres Provincias de América Latina celebraron sus Capítulos provinciales que, de acuerdo con su finalidad, expresada en el nº 139 de nuestras Constituciones, evaluaron el recorrido de cada Provincia,  diseñaron el camino a emprender en el nuevo trienio y eligieron el equipo de Hermanas que acompañarán la vida de la Provincia en los años 2021 – 2024.

Cada Capítulo se celebró en tres fases y las dos primeras, contando con las necesarias autorizaciones de la Santa Sede a través de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, se desarrollaron de forma virtual: en la primera participaron todas las hermanas de la Provincia  y en la segunda solo las Hermanas Capitulares. Por otra parte, la tercera fase tuvo lugar en forma presencial con las Hermanas llamadas a participar, bien por su servicio en la Provincia o elegidas como representantes de todas las Hermanas.

En el contexto de cada Capítulo, ha tenido su importancia la elección de la nueva Superiora provincial y su Consejo que animarán la vida y misión de la Provincia.

A continuación ofrecemos una breve información sobre cada Capítulo de América Latina.

Provincia «Madre del Buen Pastor»

– Bogotá (Colombia) del 12 al 16 de agosto de 2021 y presidido por la Hna. Ana Tulia López Bedoya, Superiora general

-Nuevo Equipo de Gobierno:

  • Superiora provincial: Herlinda Inés Maestre Gámez
  • Vicaria provincial: Sonia de Fátima Marani Lunardelli
  • 2ª Consejera provincial: Rosa Alix Fajardo Gómez
  • 3ª Consejera provincial: Marta Cecilia Ibáñez Valdebenito
  • 4ª Consejera provincial: Ana Dolores Mora Gantiva

 

Provincia «Nuestra Señora de la Divina Providencia»

-Medellín (Colombia) del 12 al 16 de agosto de 2021 y presidido por la Hna. María Luisa García Casamián, Vicaria general

-Nuevo Equipo de Gobierno:

  • Superiora provincial: Aleyda del Socorro Garcés Fernández
  • Vicaria provincial: María Carmenza Ríos López
  • 2ª Consejera provincial: Rosalba Gómez Duque
  • 3ª Consejera provincial: Janeth Adriana Cadavid Meneses
  • 4ª Consejera provincial: Sylvia Yolanda Muñoz Muñoz

 

 

Provincia de «Nuestra Señora de Guadalupe»

-La Ribera de Belén (Costa Rica) del 19 al 23 de agosto de 2021 y presidido por la Hna. Ana Tulia López Bedoya, Superiora general

-Nuevo Equipo de Gobierno:

  • Superiora provincial: Yolanda de María Arriaga Ruballos
  • Vicaria provincial: María Eugenia Rodríguez Murillo
  • 2ª Consejera provincial: María Dolores de Sousa Carneiro
  • 3ª Consejera provincial: Isabel María Meléndez Pineda
  • 4ª Consejera provincial: Maribelle María Umaña Machado

 

 

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II Capítulo provincial 2021 / Provincia “Nuestra Señora de la Divina Providencia”

 

 

II Capítulo provincial 2021 / Provincia “Nuestra Señora de Guadalupe”

 

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La visita del Papa al corazón de Europa

En el mes de septiembre, Hungría y Eslovaquia acogieron la visita del Papa Francisco. En Budapest, el 12 de septiembre, el Santo Padre concluyó el Congreso Eucarístico Internacional concelebrando la Eucaristía en la Plaza de los Héroes, lugar emblemático de la historia de Hungría y, en la tarde del mismo día, viajó a Eslovaquia, que fue escenario de momentos importantes momentos y significativos en los que el Papa entró en contacto con diversas realidades de este País, dejando en cada una de ellas, un rastro de luz para iluminar su camino.

De los mensajes que ofreció el Papa Francisco en cada encuentro de su viaje al corazón de Europa, queremos destacar dos: el ecumenismo y la reafirmación de los valores éticos cristianos que pronunció delante de muchos jóvenes.

Inolvidable, para quienes participaron en ella, la Divina Liturgia de San Crisóstomo, celebrada en la ciudad de Prešov con toda la devoción despertada por la belleza de los ritos bizantinos y orientales, bella expresión de la universalidad de la Iglesia. Por primera vez en la joven historia de Eslovaquia, obispos y arzobispos mayores, metropolitanos y cohermanos latinos celebraron juntos la Eucaristía presidida por el Pastor de la Iglesia universal y dando un hermoso testimonio de lo que significa respirar con dos pulmones en la Iglesia Católica.

En su encuentro con los jóvenes en Koŝice, el Papa Francisco abordó temas delicados especialmente para los jóvenes: la preparación para el matrimonio, la castidad prematrimonial y las dificultades para vivir el sacramento de la Reconciliación. Dirigiéndose a los jóvenes y entablando un diálogo con la multitud presente, recordó a todos la valentía para comprometerse en decisiones difíciles y la importancia de poner toda la confianza en la Providencia de Dios, no tener miedo a tomar decisiones, no vivir en lo provisional y seguir un ideal verdadero dejando de lado los sueños e ilusiones que ofrece la forma mundana de vivir la vida.

El viaje terminó con la Misa en el santuario de Nuestra Señora de los Siete Dolores en Ŝastin, el día de la fiesta litúrgica de Nuestra Señora de los Dolores, Patrona de Eslovaquia. Este es un Santuario muy importante para los eslovacos, donde todos los años se celebra la gran peregrinación nacional del 15 de septiembre, que los cristianos eslovacos han llevado a cabo con valentía incluso durante el comunismo, a pesar de que el régimen totalitario hizo todo lo posible para impedirlo. Aquí, durante los años del régimen comunista, nació una nueva vida para los católicos que se unieron y arraigaron en la oración y la fe, para liberar al país del comunismo y animar a la generación más joven a crear la comunidad que se une en torno a la Palabra de Dios.

Como toda visita del Papa, el viaje a Hungría y Eslovaquia también dejó una profunda huella en el corazón de los participantes, pero sus mensajes también han tenido eco en otros contextos y será útil para no dejar que se pierda la gracia de Dios vertida en la comunidad humana y cristiana universal con los gestos y las palabras del Papa Francisco.

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Olimpiadas: un signo de esperanza y hermandad universal

Poco después de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio, el Papa expresó su esperanza de que, en este momento de pandemia, los Juegos Olímpicos fueran «un signo de esperanza y hermandad universal”.

Y en realidad, este evento ha dado fuertes emociones y muchas historias de hombres y mujeres de países lejanos que han realizado gestos cuyo valor va mucho más allá del rendimiento deportivo y de países que han sabido dar testimonio de la esperanza y hermandad universal deseada por el Papa. Queremos recordar algunos de estos gestos.

Los deportistas de Sudán del Sur (un país pobre y juzgado por graves conflictos internos), debido a la emergencia sanitaria, permanecieron en Japón un año más, gracias a una recaudación de fondos por parte de los ciudadanos de Maebashi. El sudafricano Dallas Oberholzer, compitiendo en skate, comenzó a entrenar en los años del apartheid y en su país usa la tabla con ruedas para involucrar a los niños de los barrios difíciles y mantenerlos alejados de las drogas y las pandillas. Varios deportistas han ganado medallas para países que los han acogido como refugiados o simplemente inmigrantes mostrando una gran integración en el país y una gran fuerza de voluntad y entre ellos recordamos al velocista italiano Fausto Desalu, hijo de una mujer nigeriana que lo crió sola en Italia trabajando como cuidadora en una familia que compartió la alegría de la victoria de su hijo.

En los Juegos Olímpicos de Tokio, incluso estados pequeños como Bermudas, Puerto Rico y San Marino, mostraron su valor al ganar por primera vez algunas medallas y por lo tanto, en cierto sentido, los Juegos, rediseñaron la geografía de la competición mundial.

Y por primera vez, como signo de esperanza, participó en los Juegos una selección nacional que no representa a un país, sino a más de 82 millones de personas, obligadas a abandonar sus hogares por discriminación, guerras: la selección nacional de refugiados que, en la vida real, a menudo han tenido que correr «una maratón de obstáculos» entre guerras y dictaduras y han sido un signo de esperanza en Tokio.

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50 años de presencia sencilla acompañando al pueblo congoleño

Nuestra Congregación, fundada en España en 1885 y extendida por algunos países de Europa, pero de manera especial, por toda América, desde que en 1905 llegamos a Colombia, no estábamos presentes todavía en África. En la entonces Provincia “Inmaculada”, se habían recibido dos peticiones insistentes para ir al continente negro. Una de Monseñor Eugenio Kabanga, Arzobispo de Lubumbashi en Congo y otra de un Padre Blanco para ir a Rwanda. La Superiora provincial de aquel momento, Hna. María Pilar Burillo, fue con Hna. Margarita Ros a visitar ambos lugares y optaron finalmente por el Congo (que pasó a llamarse ZAIRE de 1971 a 1997).

El 20 de agosto de 1971, hace ahora 50 años, llegamos a Lubumbashi (capital de la provincia de Katanga) las cinco primeras terciarias capuchinas que se iban a instalar en la República Democrática del Congo, en un rincón  de Katanga, concretamente en la Misión Kansenia, donde  los monjes Benedictinos de Saint André (belgas) estaban desde 1912, pero las Benedictinas tuvieron que retirarse por falta de hermanas, aunque quedaba todavía la Hna. Marie Gregoire que hacía pastoral en los pobladitos y otra religiosa Canóniga de san Agustín.

Cinco días antes de nuestra salida de España hacia el continente africano, en el envío y despedida en nuestra capilla de Burlada (Navarra), llena a rebosar, decíamos a las hermanas, familiares y comunidad cristiana que nos acompañaba, que nos sentíamos felices de su presencia porque sabíamos que, como nosotras, experimentaban la necesidad de comunicar a los demás el gozo de haber conocido a Jesús y sentirnos animadas por el Espíritu de Dios.  En la comunidad cada uno tiene su misión y la nuestra era expresar su universalidad, siendo signo de comunión, amistad y colaboración con esa Iglesia, aún joven, del Congo. El día 21 llegamos a lo que sería nuestra misión, Kansenia, a unos 300 km de Lubumbashi. En ella se atendían 35 poblados esparcidos en  una extensión de unos 2.700 km2. Nosotras nos ocuparíamos del Hospital (que estaba en una situación indescriptible), del internado de las jóvenes que estudiaban Secundaria, comenzaríamos un Hogar para chicas que habían dejado la escuela, y daríamos clases en las escuelas, Primaria (religión) y Secundaria.

Cuando llegamos a ser seis hermanas, dos iban de lunes a viernes a los poblados de la Misión a vivir y compartir con la gente, en especial por las noches, en torno a la hoguera.

En 1981 se abrió otra comunidad en la capital de la provincia, Lubumbashi,  pues del Arzobispado nos habían solicitado que una hermana se ocupara del economato diocesano. La Diócesis nos alojó primero en una parte de la Procura diocesana y después en una casa próxima a la Catedral. Las otras tres hermanas realizaban tareas diferentes: una en una clínica, otra en un hogar de un barrio periférico y otra coordinando las clases de religión de Primaria.

Cuando nuestro trabajo en el economato terminó, las hermanas prefirieron vivir en un barrio periférico y los Salesianos  les ofrecieron ir a Kasungami, en la Parroquia  que ellos regentaban, aunque no vivían en el lugar.  Y allí se instalaron el 20 de enero de 1989, ocupándose de educación, salud, ancianos abandonados, niños de la calle, enfermos mentales que vagaban sin rumbo, alumnos sin medios para seguir sus estudios y gente, sobre todo niños,  subalimentados… Y fue ahí donde empezamos a recibir las primeras postulantes y novicias.

Había que pensar ahora en la formación de las jóvenes que iniciaban el camino con nosotras y se juzgó oportuno abrir en la ciudad una nueva casa con esta misión, para acceder con más facilidad a los cursos y seminarios organizados por la Unión de Superioras Mayores, a nivel intercongregacional.

La oportunidad nos la brindó un sacerdote belga, párroco en el barrio de Ruashi. Allí se instaló la comunidad de formación el 19 de agosto de 1993. Eran los últimos tiempos del Presidente Mobutu y la situación política era compleja, reinando un gran desorden e inseguridad. En tres ocasiones nuestra casa fue objeto de pillaje y robo y ante la gravedad de la situación, se discernió  la conveniencia de dejar ese lugar. Las novicias viajaron con su formadora a Benín, integrándose en el Noviciado de aquel país, entonces Delegación general, para completar el año canónico. Mientras tanto, se inició la construcción de una nueva casa de formación, situada cerca del campus universitario de Lubumbashi, que fue inaugurada en octubre de 1998. Y el día 30 de ese mismo mes, emitió su Profesión perpetua nuestra primera hermana congoleña y las cuatro novicias que ya habían regresado de Benín, su Primera Profesión.

Abiertas a las necesidades que se iban presentando y acogiendo los signos que la Providencia de Dios ponía en nuestro camino, abrimos una nueva comunidad  para atender, en un primer momento, a niños de la calle. Más tarde, en 2009, se amplió la misión de esa comunidad, dando inicio a una Residencia para jóvenes universitarias. Posteriormente, por diversas circunstancias, las niñas en situación de riesgo fueron enviadas a Kasungami, integrándose en el hogar que allí funcionaba con esta misión, gestionado por las hermanas de esa comunidad. Y en Lubumbashi, en lugar del hogar de niñas, comenzó una Escuela maternal que, a día de hoy, se ha ido completando con la enseñanza Primaria y Secundaria. 

Desde el año 2014, como fruto del proceso de reestructuración congregacional, las cuatro comunidades existentes en la República Democrática del CONGO, forman parte de la Delegación general “Nuestra Señora de África”: Kansenia, en el corazón de la sabana;  Kasungami, en el extrarradio o anexo de Lubumbashi; la Casa de Formación y el Complejo escolar con la Residencia de estudiantes,  en la ciudad le Lubumbashi.

Personalmente, mi vida en el Congo ha sido un gran regalo. Me sentía en mi sitio. La gente era sencilla y muy acogedora; los jóvenes con muchas ganas de aprender… ¡era una gozada!  Feliz también al ver a tantas personas sin medios, que sabía que siempre sería recibida y cuidada con interés y cariño en el Hospital…, pues nadie tenía seguro médico, salvo los que, en los centros mineros trabajaban  en las empresas. Una vida de inserción plena en la misión.

No ceso de agradecer todo lo vivido y todo el amor recibido y ofrecido por todas las hermanas terciarias capuchinas que hemos tenido la gracia de trabajar y servir en la R.D. del  Congo.

Hna. María Carmen Sanz Lorente, Tc

(La Hna. María Carmen, autora de este artículo, formó parte del grupo fundador del Congo en 1971, habiendo permanecido en ese país durante 46 años; regresó a España en 2017).

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Lo amigoniano en mi vida

Imposible imaginar que con la jubilación, me llegaría también, la oportunidad de ampliar mi “Proyecto de Vida”.

Primer Contacto

La invitación a colaborar en el Colegio “Nuestra Señora de los Desamparados”, en San José de Costa Rica, desde la Coordinación Académica y la Subdirección, me pareció interesante y de entrada no le vi mayor dificultad: tenía respaldo académico suficiente y la experiencia para tal ejercicio. Acepté.

¡Ay de mí! No sabía yo lo que el Señor me tenía reservado: Acompañar en la noble tarea de la Educación, a los Docentes y Administrativos, pero con apellido… Amigonianos.

Del Padre Luis Amigó y Ferrer sabía que era capuchino y el Fundador de la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia  de la que forma parte mi propia hermana Damaris; tenía algún material que ella me había regalado pero que hacía fila para ser leído. Las estampitas y medallas me encantaban (desde siempre, todo lo sacro, me despertaba especial gusto).

Autoaprendizaje

Lo que inició por necesidad, orgullo profesional y responsabilidad, se convirtió en pasión, gusto y parte fundamental de mi Proyecto de Vida.

La estancia en un Centro Educativo Amigoniano fue un constante reto y aprendizaje. La Cátedra Amigoniana, las efemérides cívicas y religiosas cobraban un matiz diferente para mí. La oportunidad de evangelizar desde la asignatura, era impresionante cómo también lo era la cercanía, la fraternidad, la solidaridad del clima laboral que casi siempre acompañaban la cotidianidad.

Movimiento Laical Amigoniano (MLA)

De la mano de la Hna. Ana Jessie Castillo, terciaria capuchina, inicié ya el “Caminar Amigoniano”, en el Grupo MLA Casa provincial, Barrio Córdoba de San José C.R. Un grupo exquisito en el trato, responsable con su formación en las dimensiones humana, cristiana y carismática, como lo contempla la Forma de Vida. Hice mío el objetivo que propone el temario MLA-Adultos de “Valorar el seguimiento de Jesús desde la propuesta del Padre Luis Amigó y su amor preferente por el necesitado, en actitudes de misericordia en la propia familia y en el entorno”. Estoy muy lejos de cumplir ese objetivo, pero mientras tenga vida…

Cuatro años después de iniciar mi camino en el MLA, hice el COMPROMISO, nada menos que en la Capilla de la Sagrada Familia de las Hermanas en la Casa Madre de Massamagrell (Valencia-España), junto al Altar de Dios y muy cerquita del Sepulcro del Padre Luis…

Gratitud  

Una serie de vivencias me permitieron ahondar en el quehacer Amigoniano:  La Ruta Amigoniana, La Ruta de Asís, la Ruta de Colombia, la Ruta de Guatemala… por citar algunas experiencias que no puedo menos que considerarlas regalos de pura Misericordia. La visita a instituciones de Reeducación, el escuchar a los jóvenes, el proceso vivido; apreciar la fraternidad y convivencia en los Hogares de niñas en riesgo, los Centros de Salud y Centros de Nutrición, fue literalmente cátedra para mí, de Pedagogía Amigoniana en acción.

Invaluable la experiencia de compartir, por ejemplo, la Liturgia de las Horas, en la Comunidad de Hermanas Mayores y también con Hermanos Mayores, apreciar cómo sus voces casi apagadas de ordinario se convertían en júbilo y vida al entonar los himnos y dar gracias al Señor…

¡Cuán maravilloso es este CARISMA que hasta en la enfermedad o, en el ocaso, construye fraternidad!

Ser miembro de la Comisión Intercongregacional Luis Amigó, fue otra gran escuela, en especial tres   de las tareas que me fueron asignadas, que por sencillas me dieron mayor riqueza: indagar en las diferentes “Hojas Informativas de la Vida y Obra del Padre Luis”, lo que expresan las personas que se sienten agraciadas por su intercesión. Maravilloso constatar la devoción y agradecimientos por favores recibidos. La segunda, revisar el material que a la fecha existía en redes sociales, sobre la vida y obra del Padre Fundador; la tercera encomienda me permitió leer la prolífera producción de material del MLA enviada por las diferentes comunidades del mundo en donde está presente nuestra Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, custodiada con primoroso celo, en la Secretaría de la Casa general de las Hermanas, en Roma.  

¿Nuestra Congregación? Sí, leyó bien mi querido colega Laico… Somos una Obra de la Congregación, de nuestra Congregación. Por ello, como integrantes del MLA debemos conocer, amar y compartir la Vida y Obra del Padre Luis, pues compartimos Misión y Espiritualidad.

Hoy mi salud ya no es la misma… pero el alero Amigoniano es tan amplio… Participo en el Grupo MLA-Adultos santa Isabel de Hungría de la Casa Postulantado y de Hermanas Mayores de la Ribera, Costa Rica, a cargo de la Hna. Flora Virginia Garbanzo. La pandemia me deparó también el Grupo de Oración Madre del Rosario, virtual, en donde cada día a las cinco de la tarde nos conectamos Laicos, Cooperadores, Hermanos y Hermanas. También con la pandemia, nació a nivel provincial, “El Caminar Amigoniano”. ¡Todo es Gracia!

Lección aprendida

Dios no se deja ganar en generosidad y el Padre Luis es “el hombre que se fio de Dios”. Por tanto: que todo sea “para la Gloria de Dios y bien del menor”, cualquiera que sea su circunstancia. Casi siempre, yo soy esa “menor”… ¡Gracias, Padre Luis! ¡Gracias, Señor, por llamarme!

María Teresa Araya Chavarría, Mla

(La Ribera de Belén, Heredia. Costa Rica)

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Clara, faro de inspiración y guía, dentro y fuera

«¡Cuán viva es la fuerza de esta luz, y qué vehemente su claridad! Mas esta luz permanecía cerrada en el secreto de la clausura, e irradiaba fuera destellos luminosos; se recluía en el estrecho cenobio, y se difundía por todo el mundo. Se recogía dentro y se extendía fuera. Porque Clara, moraba oculta, mas su conducta era notoria. Clara callaba mas su fama era un clamor…” (cf. Bula de canonización. FF, 3284).

Al acercarse  la fiesta de santa Clara de Asís (1194-1253) el 11 de agosto, he estado reflexionando sobre la importancia  de su espiritualidad en la actualidad.

Clara de Asís es una de las grandes mujeres de la tradición cristiana y franciscana. En el contexto del mundo medieval del siglo XIII, Clara vivió y luchó con muchos de los problemas que están presentes también en nuestros días. En la vida, espiritualidad y obra de Clara de Asís todavía podemos encontrar respuesta a muchas de las preguntas y desafíos del mundo de hoy.

En nuestra realidad actual llena de tanto miedo, incertidumbre, violencia, enfermedad y muerte, causados por la pandemia, distinciones egoístas y hostilidad entre ricos y pobres, conflictos políticos, guerra y crisis medioambiental, Clara tiene mucho que enseñarnos sobre cómo vivir juntos en nuestro planeta tierra como hermanas y hermanos, todos hijos del único Dios. Como primera mujer franciscana, abrió caminos dándonos un ejemplo brillante de respuesta femenina a los desafío y valores del Evangelio.  Al poner todos los dones que la distinguieron al servicio de los demás, modeló una postura de liderazgo complementario. Mientras san Francisco movía el mundo con su extrovertido liderazgo carismático, santa Clara edificó silenciosamente “estructuras más fuertes” detrás de los muros del claustro.

“El Domingo de Ramos de 1212, Clara dio un paso audaz en su camino espiritual. Renunció a su posición privilegiada dentro de la nobleza y recibió el atuendo de los seguidores de Francisco. Eventualmente se instaló en san Damián, en una pequeña iglesia reparada por Francisco, justo debajo de la ciudad de Asís. Bajo la guía de Dios, Clara creó un nuevo camino para las mujeres, abrazando la pobreza, la humildad y la caridad como compañeras de camino”.

La vida de absoluta pobreza de Clara rompe con todos los atractivos de nuestra cultura consumista. Ella conoció al Único en Quien creía y ese Único fue su total suficiencia. “El único deseo de Clara era anclarse como una rama de la Divina vid; ser el Espejo de la Eternidad en la forma en que vivió su vida con sus hermanas y en la profundidad de su oración y contemplación del Cristo Crucificado y del Señor Resucitado. De esta manera, se dejó transformar en la imagen – el espejo – de la Divinidad misma”.

Clara nos enseña también cómo se construye una verdadera comunidad basada en la obediencia de amor. Su ejemplo de un liderazgo de servicio fue notablemente evidente. En el Testamento que escribió, se destaca la gracia de la fraternidad. Ella dijo: “Hay que prestar una cuidadosa atención al modelo de las relaciones”. Y esto precisamente porque ella imaginó una vida enclaustrada en la que la dinámica de las relaciones humanas es de máxima importancia. Creamos relaciones haciendo cosas juntas. “Nuestras relaciones con otras hermanas deben ser de apoyo”. Para Clara, la “hermana en el cargo” (no usó el término “abadesa”) debe ser una buena oyente, viendo en cada persona alguien a quien Jesús ha mirado y llamado. Ella deseaba que sus hermanas estuvieran nutridas, espiritual, emocional y físicamente. Porque esta es la naturaleza de la maternidad, dar vida.

 “La imagen del espejo era una de las imágenes favoritas en los escritos de Clara. El espejo es una visión y un símbolo. Hablaba de la profundidad de la realidad de Cristo reflejada en la persona humana. En su carta a Inés de Praga le aconseja que se mire en ese espejo que significa Cristo y contemple en él la pobreza, la humildad y, fundamentalmente, el amor sacrificado de nuestro Señor. Este espejo no solo está ahí para reflejar el amor redentor de nuestro Señor sino, que para ella, en la comunidad no hay lugar para ninguna distinción de clases o cualquier otra forma de discriminación: se aceptaba a todas las que se sentían llamadas a su forma de vida. Porque, según ella, la aceptación de los demás es la primera pobreza. Exhortó a sus hermanas a que mostraran con sus obras el amor que se tenían unas a otras para que las hermanas pudieran amar a Dios y a las demás con mayor intensidad”.

Hoy, enfrentamos consecuencias terribles debido a nuestra falta de reverencia por la creación. La crisis ambiental es el resultado de una falta de aprecio por las cosas buenas que nuestro Dios nos ha dado para nuestro beneficio. La existencia misma de la vida de nuestro planeta necesita una nueva visión. Nosotros, los seres humanos, a menudo no nos damos cuenta de nuestra interconexión con nuestra madre tierra. Perdemos de vista nuestra gran responsabilidad de cuidar nuestra casa común. Clara vio el reflejo de un Creador amoroso de todas estas maravillas creadas. En palabras de la propia Clara: “Que Dios sea alabado siempre y en todas las cosas”

Clara fue una mujer de oración, fortaleza y coraje, de sabiduría e intuición. Nos enseña la primacía de Dios y la gran importancia de la oración. Su luz se proyecta fuera porque su vida interior estaba profundamente anclada en Dios, su Padre amoroso. Como decía san Juan Pablo II: “Toda su persona fue Eucaristía porque desde su claustro elevaba una continua ‘acción de gracias’ a Dios…”

La espiritualidad apasionada de Clara continúa inspirándonos hoy a nosotras: «Nos convertimos en lo que amamos, y Aquel a quien amamos da forma a aquello en lo que nos convertimos».

 “Mírate en ese espejo todos los días… y siempre estudia tu rostro allí” (Clara, cuarta carta a la Beata Inés de Praga, 1245).

Clara sentía una profunda gratitud por la inmensa bondad de Dios, se consideraba privilegiada por haber sido llamada a tal vida. Profunda gratitud que la hizo exclamar como sus últimas palabras: “Bendito seas, oh Dios, por haberme creado”. El mismo Francisco la llamó ‘Cristiana’, la mujer cristiana. En verdad, fue fiel a su nombre de bautismo, Clara -que significa luz, clara e ilustre luz-. Una verdadera cristiana que dio un fuerte testimonio de la Luz de Cristo incluso desde su claustro. Su luz brillante que emana del mismo Cristo inspira y continúa derramando rayos de paz y esperanza en todos los rincones del mundo.

Hna. Mapin M. Pineda, Tc

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Celebración de los Capítulos Provinciales en América Latina

Nuestra Congregación, como cuerpo orgánico, tiene diversas estructuras internas que facilitan la organización de las hermanas en los diferentes países del mundo donde estamos presentes. Damos el nombre global de “Demarcaciones” a las Provincias, Viceprovincia, Delegación en que está dividida actualmente la Congregación. “El Capítulo provincial es un órgano de gobierno colegial que expresa la participación de todas las hermanas de la Provincia, responsable de tomar medidas oportunas y asumir compromisos para su adelanto espiritual y apostólico, en comunión con la Iglesia y la Congregación” (cf. Const. 139) y se celebra cada tres años (cf. Const. 141).

La pandemia del Coronavirus ha afectado la vida de toda la humanidad con consecuencias gravísimas para todas las personas, que nos han hecho y todavía nos están haciendo experimentar la incertidumbre, la enfermedad, la muerte. De igual manera ha trastocado las agendas y programaciones de cada institución o grupo, de los más pequeños a los más grandes y todo se ha debido repensar para dar respuestas válidas a la realidad que se iba presentando.

En las Provincias, dentro de nuestra Congregación, a las que pertenecen los 19 países de América Latina donde nos encontramos, debían haberse celebrado los Capítulos provinciales en los meses de noviembre/diciembre de 2020, pero por lo dicho anteriormente ha sido necesario posponer ese acontecimiento eclesial y congregacional, ciertamente importante. Finalmente, han podido ser ya convocados, adaptándonos a las circunstancias y utilizando una metodología diferente a la de otras ocasiones.

Así pues, los Capítulos se van a realizar en tres fases:

  • 1ª fase, ya iniciada, con la participación de todas las hermanas de la Provincia.
  • 2ª fase, a celebrarse con la participación virtual de las hermanas capitulares elegidas.
  • 3ª fase, celebración presencial, con las participación de las hermanas capitulares elegidas, que tendrá lugar en el mes de agosto próximo.

Al Capítulo provincial le compete entre otras cosas: analizar la situación, problemática y aspiraciones de la Provincia, con proyección de futuro; buscar los medios adecuados para promover la vida religiosa y apostólica, la formación en sus diferentes etapas, etc., estudiar y orientar las cuestiones administrativas y económicas; elaborar acuerdos oportunos según la realidad y necesidades del momento… y elegir la Superiora provincial y sus Consejeras para un  nuevo trienio (cf. Const. 140).

Les corresponde a las capitulares que asistirán al Capítulo provincial en la tercera fase, de carácter presencial, la elección del nuevo Equipo de Gobierno y también tratar de algunos de los aspectos que acabamos de mencionar. Es un tiempo de redoblar la oración y la confianza en el Señor, de búsqueda y discernimiento, de tomar decisiones importantes para la vida de la Provincia, de hermanas, comunidades y obras apostólicas, así como de los miembros del Movimiento Laical Amigoniano, de las personas que comparten con nosotras la misión y a las que servimos en los diferentes lugares.

Facilitamos el nombre, las fechas de la celebración presencial de las Provincias que van a realizar sus Capítulos, el lugar  y el tema de los mismos, para que podamos unirnos a las hermanas en ese cenáculo de oración, pidiendo la luz del Espíritu.

  • Provincia “Madre del Buen Pastor”. Del 12 al 16 de agosto en Bogotá-Colombia. Tema: “El hoy de la Historia desafía nuestra identidad carismática como Terciarias Capuchinas… Urge una respuesta evangélica generadora de vida y esperanza”.
  • Provincia “Nuestra Señora de la Divina Providencia”. Del 12 al 16 de agosto en Medellín-Colombia. Tema: “Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia en un mundo cambiante y diverso, llamadas a recrear nuestra vida consagrada en fraternidad y misión a la luz del carisma”.
  • Provincia “Nuestra Señora de Guadalupe”. Del 19 al 23 de agosto en San José-Costa Rica. Tema: “La Terciaria Capuchina adherida a Cristo, compasiva y misericordiosa, que responde con prontitud a un mundo herido”.