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Lectio Domingo 18 de febrero, 2024

I DOMINGO DE CUARESMA, CICLO B

Primera lectura: Génesis 9, 8-15. Dios establece una alianza con Noé y su descendencia después del diluvio, y pone el arco iris como señal de su fidelidad y de su promesa de no volver a destruir la tierra con el agua.

Salmo responsorial: Salmo 24. Es un salmo de confianza en el Señor, que es el guía, el salvador y el perdonador de su pueblo. El salmista le pide que le enseñe sus caminos y le haga fiel a su alianza.

Segunda lectura: 1 Pedro 3, 18-22. El apóstol Pedro nos recuerda que Cristo murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra salvación. Él es el modelo de nuestra fe y de nuestro bautismo, que nos une a él y nos hace partícipes de su victoria sobre el mal.

Evangelio: Marcos 1, 12-15. El evangelista Marcos nos narra cómo Jesús fue impulsado por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por Satanás, pero también asistido por los ángeles. Después de la prisión de Juan el Bautista, Jesús comenzó a predicar el Evangelio del Reino de Dios, llamando a la conversión y a la fe.

Empieza un nuevo día y despertamos al alba para escuchar y contemplar, ambas actitudes son fundamentales para acercarnos a Dios y a su voluntad. Escuchar implica estar atentos, receptivos y dispuestos a obedecer. Contemplar implica admirar, agradecer y alabar. Ambas actitudes nos ayudan a entrar en comunión con Dios y con los demás.

Escuchar

Leemos en el Evangelio “Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto” (Mc 1, 12), “Allí vivió durante cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían” (Mc 1, 13). “Después que metieron a Juan en la cárcel Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios” (Mc 1, 14). Decía: “Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Volveos a Dios y aceptad con fe sus buenas noticias” (Mc 1, 15).

Contemplar

Cruzando el umbral del miércoles de Ceniza, entramos en pleno período cuaresmal. El Evangelio de hoy es breve pero profundo en significado. La frase inicial nos dice: “El Espíritu empujó a Jesús al desierto, y se quedó en el desierto cuarenta días”. Esto es la Cuaresma: 40 días de desierto. La palabra “Cuaresma” proviene del latín “cuadragésima”, que significa precisamente “cuarenta”. Este tiempo evoca antiguos acontecimientos bíblicos cargados de simbolismo espiritual.

  • 40 años de peregrinación del pueblo de Israel por el desierto hacia la tierra prometida.
  • 40 días de permanencia de Moisés en el monte Sinaí, donde Dios renovó la alianza con su pueblo y le entregó las Tablas de la Ley.
  • 40 días que recorrió Elías por el desierto hasta encontrarse con el Señor en el monte Horeb.
  • 40 días que nuestro Señor Jesucristo pasó en el desierto orando y ayunando, antes de iniciar su vida pública que culminaría en el Calvario, donde llevaría a término nuestra redención.

En este pasaje (Mc 1, 12-15), contemplamos dos aspectos fundamentales: el desierto, donde Jesús se prepara para su misión, y el anuncio del Reino de Dios, que exige conversión y fe.

El desierto, en la literatura bíblica, no solo es un lugar físico, sino también un símbolo espiritual. Parece que Dios elige este escenario para llevar a cabo sus obras de salvación. El desierto es árido e inhóspito, pero también es un lugar de encuentro con lo divino. Es un lugar simbólico y profundo. Es el lugar donde el pueblo de Dios sufre, es probado y purificado pero también es el espacio donde Dios se revela a su pueblo y lo salva. Es un lugar de soledad, pero también de encuentro con el amor de Dios. Es un lugar de desolación y también de Esperanza. Es el lugar al que quiero ir porque en el “Dios me hablará al corazón y me volverá a conquistar” (Os 2, 14). En el desierto vemos a Dios tal cual es y Ell nos mira tal cual somos. Es el lugar donde me permito experimentar la debilidad y reconocer que “Misericordia es el nombre de Dios” (Papa Francisco).

 

Acoger la llamada del Espíritu al desierto y la conversión inicia por acoger la llamada a la santidad y a la vivencia del Evangelio como una vez lo expreso San Francisco “Esto es lo que quiero; esto es lo que busco; esto es lo que anhelo de todo corazón hacer” (cf. 1Cel 22)”. No es una idea, es la firme voluntad de dar el paso a la experiencia para ir configurando los propios sentimientos a los de Cristo de tal manera que la oración y la propia vida vayan pasando de los fundamentos superficiales hasta llegar a decir “ya no vivo yo es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20).

La conversión es un camino exigente, que implica renunciar y luchar contra todo lo que nos aleja de Dios. Pero también es un camino de misericordia, que nos acerca a Jesús y a su seguimiento. Durante estos días, la Iglesia nos invita a practicar las obras de misericordia espirituales (Enseñar al que no sabe, Dar buen consejo al que lo necesita, Corregir al que está en error, Perdonar las injurias, Consolar al triste, Sufrir con paciencia los defectos de los demás, Rogar a Dios por los vivos y los difuntos) y corporales (Dar de comer al hambriento, Dar de beber al sediento, Dar posada al necesitado, Vestir al desnudo, Visitar al enfermo, Socorrer a los presos, Enterrar a los muertos) como signos de nuestra conversión.

Invitación.

Nos preguntamos:

¿La ascesis, la limosna, el ayuno, la oración, la penitencia y la confesión, son medios que te ayudan a profundizar y vivir con sentido la Cuaresma, que es un tiempo de gracia y de regalo? ¿Qué propósito tengo al inicio de la cuaresma? ¿Qué significa para ti vivir en actitud de permanente conversión?

¿Qué opinas de esta frase del papa Francisco? “Sin reconocimiento del propio pecado no puedes recibir la Misericordia”.  

Intención.

Contemplemos la liturgia de hoy desde el deseo de estar con Jesús, de conocer su corazón, de amarlo y de seguirlo. Pidámosle al Señor que nos impulse su Espíritu al desierto.

Hna. Mariulis Grehan, tc

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Lectio Domingo 11 de febrero, 2024

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B

  • Primera Lectura(Levítico 13, 1-2. 44-46), se nos presenta la terrible existencia de los enfermos de lepra en el judaísmo del Antiguo Testamento. El sacerdote declaraba impuro al leproso, quien debía vivir aislado fuera del campamento.
  • Salmo Responsorial(Salmo 31) nos muestra a un Dios misericordioso que borra nuestras culpas. Así como el leproso confiesa su enfermedad, nosotros también debemos reconocer nuestras faltas y acudir al Señor en busca de perdón.
  • Segunda Lectura(1 Corintios 10, 31—11, 1), Pablo nos exhorta a seguir el ejemplo de Cristo. Siguiendo sus normas cristianas, podemos reflejar la compasión y la misericordia divina en nuestra vida cotidiana.
  • Evangelio según san Marcos (1, 40-45). En este pasaje, Jesús se encuentra con un leproso que se acerca a Él con humildad y súplica: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». La respuesta de Jesús es conmovedora: «Quiero, queda limpio» y lo integra nuevamente en la vida de su pueblo.

Empieza un nuevo día y despertamos al alba para escuchar y contemplar, ambas actitudes son fundamentales para acercarnos a Dios y a su voluntad. Escuchar implica estar atentos, receptivos y dispuestos a obedecer. Contemplar implica admirar, agradecer y alabar. Ambas actitudes nos ayudan a entrar en comunión con Dios y con los demás.

Escuchar.

El Evangelio relata el último pasaje del capítulo 1 del Evangelio según san Marcos en sus versículos del 40 al 45 titulado “La curación de un leproso”. Te invito a desglosar el texto lo cual nos permitirá hacernos parte de la escena, imaginar, escuchar e involucrar el resto de los sentidos. Encontramos a Jesús a las afueras de un despoblado (Mc 1, 40), se encuentra con un leproso quien le pide ser curado si es su voluntad (Mc 1, 40b), Jesús le expresa su deseo de verle sanado (Mc 1, 41), le envía a cumplir lo prescito por Moisés para que conste su salud (Mc 1, 44) y vienen a él de todas partes (Mc 1, 45).  

Contemplar.

En la reflexión de este pasaje el contexto es importante. Según la ley judía el sacerdote era quien podía declarar impuro a una persona quien desde ese momento quedaba excluido de la vida social y religiosa de su pueblo teniendo que ir a vivir a las afueras del mismo entre otros enfermos y poseídos. En este contexto ubicamos a un hombre leproso que se acerca a Jesús cargando en si la marginación, la exclusión, el repudio, la indignidad, la inquietud de ser incluso rechazado por Dios y con la debilidad propia del que ha desterrado de si todo motivo para vivir se pone en manos de Jesús sin exigencias “Si quieres puedes limpiarme”.

Jesús tuvo compasión (Mc 1,41a) se acerca, no permanece indiferente, se deja implicar y herir por el dolor, por la enfermedad de quien se encuentra en el camino; lo toca con la mano (Mc 1,41b)  no se echa atrás, su meta es el hombre, sanar sus heridas; y le dice (Mc1,41c)  “Quiero, ¡queda limpio¡”, palabras que le reintegraron a la vida no solo social sino también religiosa de su comunidad así lo envía Jesús (Mc1,44 b) como lo establece la Ley anda y presentante ante el sacerdote para que conste ante todos que ya estas limpio de tu enfermedad.

El pasaje continua Mc1, 45b y dice que Jesús se quedó en las afueras porque ya no podía entrar libremente en los pueblos, un hecho significativo que nos acerca a la esencia de Dios para quien las fronteras no existen, Jesús permanece en este lugar teológico fracturando así las diferencias de la antigua ley que separaba a los malditos de los benditos. Allí recibía de muchos lugares a los enfermos por lo que este lugar debe convertirse para todos en una llamada a la conversión personal y pastoral, y para esto no tengamos miedo de ir a las periferias de los otros mundos y las propias, allí donde todos somos uno con el Padre, el Hijo y el Espíritu. Allí donde todos somos Iglesia en salida, Iglesia en camino.

Invitación.

El Señor te espera en las periferias allí donde se aprende a mirar la vida multicolores, donde la vida duele, donde solo hay iguales y se puede sentir la vulnerabilidad, descubrir la propia desesperanza, desnudar el corazón, no ser apariencia, reconciliarse con el sí mismo, con los demás, tender puentes, dar y recibir la misericordia.

Para acercarse a la conversión personal y pastoral implícita en este pasaje bíblico es importante dar respuestas a estas preguntas:

  • ¿Cuáles son los leprosos de hoy?
  • ¿Tienes alguna lepra que te impide vivir en fraternidad, reconciliado y con esperanzas? Hoy puedes pedir a Jesús ser limpiado.
  • ¿Cuáles son las periferias donde puedes encontrar al Señor?

Intención.

En el contexto contemplado pedimos al Señor verle para conocerle internamente, amarle, acoger su voluntad y refrescar la memoria de la propia historia de salvación.

 

Hna Mariulis Grehan, tc

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Lectio Domingo 04 de febrero, 2024

Primera lectura: Job 7,1-4.6-7. El libro de Job nos presenta el drama de un hombre justo que sufre sin motivo aparente y que cuestiona a Dios sobre el porqué de su situación. En este pasaje, Job expresa su angustia y su desesperanza ante una vida que se le hace insoportable.

Salmo responsorial: Sal 146,1-6. El salmo contrapone la actitud de Job con la del salmista, que alaba a Dios por su bondad y su poder. El salmo nos recuerda que Dios es el creador y el sostén de todo lo que existe, y que se preocupa especialmente por los pobres y los afligidos.

Segunda lectura: 1 Corintios 9,16-19.22-23. El apóstol Pablo nos comparte su experiencia de predicador del Evangelio, que no es para él un motivo de orgullo, sino una obligación y una vocación. Pablo se hace todo para todos, adaptándose a las diferentes circunstancias y personas, con el fin de ganarlos para Cristo.

Evangelio: Marcos 1,29-39. El evangelista Marcos nos narra el inicio de la actividad pública de Jesús en Galilea, donde realiza signos de curación y liberación, y donde se retira a orar en lugares solitarios. Jesús muestra su compasión por los enfermos y los poseídos, y su fidelidad a la voluntad del Padre, que le envía a predicar el Reino de Dios.

Empieza un nuevo día y despertamos al alba para escuchar y contemplar, ambas actitudes son fundamentales para acercarnos a Dios y a su voluntad. Escuchar implica estar atentos, receptivos y dispuestos a obedecer. Contemplar implica admirar, agradecer y alabar. Ambas actitudes nos ayudan a entrar en comunión con Dios y con los demás.

Escuchar

Nos acercarnos a un día con el Maestro donde la cotidianidad está tejida de Celebración, Servicio, Fraternidad, Oración, Misericordia y Misión según lo confrontamos en el Evangelio propuesto para la contemplación de este día: Mc 1, 29 salen de la sinagoga (Celebración); Mc 1, 30 al encuentro de la suegra de Pedro enferma (Servicio); Mc 1, 31  en casa de Pedro Jesús cura a su suegra quien se pone a servirles (Fraternidad); Mc 1, 32 al atardecer cura a los enfermos agolpados en la puerta (Misericordia); Mc 1, 35 de madrugada se retira en silencio para estar con el Padre (Oración) y ante la inquietud de la gente que lo busca al alba responde a sus discípulos vamos a otros lugares (Misión) Mc 1, 38 .  Cada una de estas palabras nos muestran una faceta del amor de Jesús y su entrega, y nos invita a imitarlo en nuestra realidad concreta.

Contemplar

Se pudiera continuar reflexionando y ahondando en cada gesto de Jesús desde las seis palabras que perfilan su día sin embargo hay un detalle que nos ayuda a entra en el corazón de Dios y estar con Él que es el fin de todo espacio de oración. Fijamos la mirada en el versículo Mc 1, 31 cómo Jesús no sólo obra milagros sino la particular manera de relacionarse con confianza y predilección con los enfermos a quienes curaba; se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Más adelante el relato habla de otras curaciones, pero esta en particular caracteriza los gestos de Jesús que son los del Padre. ¿Nos preguntamos qué pudo ver o sentir la suegra de Pedro? No hubo palabras solo sabemos que los ojos y las manos de Jesús conectaron con su debilidad y en sus gestos encontró aquella mujer la fuerza y el apoyo que le hizo incorporarse para acoger, atender y servir a Jesús y a los discípulos.

Existe otra realidad implícita en este Evangelio y aunque no está del todo expuesta nace como una consecuencia irrefutable, y es que toda persona que se encuentra con Jesús y el rostro del Padre no puede callar la alegría de la salvación, el anuncio de lo vivido, el palpitar del corazón hecho palabras. Fue una realidad para la suegra de Pedro, su curación la focaliza, la empodera y la convierte en sacramento de Dios testificando con su vida la alegría de haber recobrado la Esperanza y el sentido de la vida. No solo a Dios abrió las puertas de su casa y sirvió a Jesús, sino que a sus vecinos también les anunció, invitó y acogió. Esto nos indica que Jesús no solo restauró su salud física, sino que también le dio una nueva vida espiritual. Este incorporarse de la suegra de Pedro nos desafía a renovar nuestra fe y nuestro compromiso pues escuchar al Maestro implica estar dispuestos a aprender de él, a seguir sus enseñanzas y a hacer su voluntad. Dejarse encontrar con su mirada implica reconocer su presencia, su amor y su acción en nuestra vida y en la de los demás.

Invitación:

Todo el que escucha no se puede quedar cayado. Recobra la alegría, escucha al Maestro y déjate encontrar con su mirada. Jesús se encontró con la mirada del Padre y su estilo de vivir nos ayuda a interrogarnos:

  • ¿Es la oración el espacio donde encuentras la fuerza, el consuelo y el impulso para vivir la misión?
  • ¿La entrega de Jesús en la cotidianidad de la vida anima tu diario vivir y te es necesario vivir la celebración, la oración, la fraternidad, la misericordia, el servicio, la misión como aspectos que no podemos descuidar si queremos seguir el ejemplo de Jesús?
  • ¿Qué piensas de la afirmación el que escucha a Jesús no pueda quedarse callado?

Intención:

Pide al Padre por intercesión de Jesucristo que durante esta semana puedas sentir su voz que te levanta de la fiebre y la alegría del encuentro con él y la intimidad con el Padre te den Consuelo y Esperanza.

Hna. Mariulis Grehan, tc

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Lectio Domingo 28 enero

Evangelio: «Ojalá escuchéis hoy su voz»

En este cuarto domingo del tiempo ordinario, nos enfrentamos a las características propias del profetismo y, a su vez, a la autoridad que Jesús posee por ser el Hijo de Dios. Observamos el equilibrio que manifiesta entre lo que es, piensa y hace.

Primera Lectura: Deuteronomio 18:15-20

Segunda Lectura: 1 Corintios 7, 32-35

Evangelio: san Marcos 1, 21-28

 

Primera Lectura: Deuteronomio 18:15-20

La lectura del Deuteronomio contiene las palabras de Moisés dirigidas al pueblo de Israel. Moisés comunica la promesa divina de levantar un profeta similar a él entre los israelitas. Muchos cristianos ven esta profecía como una referencia mesiánica a Jesucristo, el profeta supremo y mediador entre Dios y la humanidad. Este pasaje nos recuerda la importancia de estar atentos a la guía divina en nuestras vidas, a escuchar y seguir las enseñanzas que Dios nos brinda a través de diversos medios, incluyendo las Escrituras y aquellos que Él levanta como mensajeros. La advertencia sobre el falso profeta destaca la importancia de discernir entre los mensajeros auténticos de Dios y aquellos que buscan engañar. En un mundo lleno de diferentes voces y mensajes, es vital buscar la verdad y la guía de Dios, manteniéndonos fieles y evitando ser engañados por doctrinas llamativas y extrañas.

Segunda Lectura: 1 Corintios 7, 32-35

En la lectura de Corintios, el apóstol Pablo comparte su consejo sobre el estado civil y cómo vivir una vida enfocada en el servicio de Dios. Destaca que aquellos que no están casados pueden dedicar más tiempo y energía a las cosas del Señor en lugar de dividir su atención entre las responsabilidades familiares y las preocupaciones del mundo. Pablo no desestima el matrimonio, pero resalta cómo la soltería permite un enfoque más centrado en el servicio a Dios. Este texto nos invita a considerar la importancia de nuestras prioridades en la vida y a buscar el equilibrio adecuado entre nuestras responsabilidades cotidianas y nuestro compromiso con Dios, ya sea en el matrimonio o la soltería. La clave radica en cómo utilizamos nuestras vidas para honrar a Dios y servir a los demás de la mejor manera posible.

Evangelio

 «¡Este enseñar con autoridad es nuevo!» (Mc 1,27)

El inicio de la vida pública de Jesús destaca la autoridad con la que enseña, sana y expulsa lo que perturba la vida humana. Sus enseñanzas rompen con los prototipos tradicionales de las leyes y los métodos de los escribas. Jesús utiliza un método pedagógico coloquial, pero lleno de autoridad, no solo por ser Hijo de Dios, sino por el equilibrio que manifiesta en su pensamiento y acciones. Enseñar conlleva sacrificio, equilibrio, perseverancia, testimonio, investigación y, especialmente, vivir de acuerdo al Evangelio. Jesús, el gran maestro, enseñaba con autoridad divina y humana. Sus enseñanzas cobraban sentido por el equilibrio manifestado en su vida.

Fruto:

Pide al Señor que te permita enseñar con tu vida los valores del Evangelio y expulsar con la experiencia de fe todo aquello que atormenta el alma.

 

Hna. Johanna Andrea Cifuentes Gómez, tc

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Lectio Domingo 21 enero

El Reino de Dios no es utopía, es Relación

Introducción

 Hoy celebramos en nuestra Iglesia el tercer domingo del tiempo ordinario; en este domingo como católicos celebramos el día de la Palabra de Dios, es decir, como el Señor nos habla por medio de la sagrada Escritura y nos exhorta a una vida cristiana iluminada por su Palabra.

Primera lectura: Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-5. 10

Segunda lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29-31

Evangelio: según san Marcos 1, 14-20

 En la primera lectura de la profecía de Jonás, Dios envía a su profeta a la ciudad de Nínive para invitarlo a la conversión, asimismo Dios sigue enviando profetas en medio de su pueblo, la Iglesia para animarlo a cambiar desde un estilo de vida concreto. El primer gran profeta en medio de nosotros sin duda es la sagrada Escritura en ella encontramos alimento espiritual diario y amonestación para encontrar la verdadera felicidad. Nínive necesito de Jonás para que Dios le hablase, nosotros necesitamos de los hermanos para que Dios nos hable al corazón. Miremos nuestra vida, igual que lo hizo el pueblo de Nínive y demos el primer paso en aceptar que siempre tendremos que cambiar algo en nuestra vida, abrámonos para estar atentos al cambio.

En la Segunda lectura Estamos frente a un texto escatológico propio de las primeras comunidades cristianas, sin embargo, aún permanece la afirmación y la fe en cuanto nos permite confiar en lo eterno, pues todo es efímero y tiene la limitante del tiempo, es por ello apremiante que busquemos un estilo de vida de total entrega al Señor desde la vocación a la cual hemos sido llamados, pues todas nos llevan a Dios.

En el evangelio de Marcos se presenta la vida pública de Jesús y con esto la predicación rotunda que realiza sobre el Reino de Dios, ratificando no solo lo esencial sino lo que implica asumir y vivir el Reino de Dios. Diversas interpretaciones se hacen del Reino, sin embargo, quiero centrarme en lo que implica vivir el Reino de Dios. Es exactamente Relación. Jesús en medio de sus discursos no quiso otra cosa más que la humanidad aprendiera amar, esto implica saber relacionarse e incluso aprender a descubrir en el otro la presencia divina de Dios, este es el Reino, una permanente relación con lo otro. En la segunda parte del texto se presenta el llamado contundente de Jesús para ir y buscar nuevas almas y unirlas a la verdad del Reino, pues dice “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Es una expresión que viene cargada de compromiso, implica caminar hacia una meta, dirigir la mirada solo a EL. Como dice la virgen y mártir si dices «Sí» a su «Sígueme», entonces somos suyos y el camino está libre para que pase a nosotros su vida divina. (Edith Stein).

Fruto: Pide al Señor que te de la gracia de anhelar lo eterno, seguir lo verdadero, dar testimonio y especialmente ser artífice del Reino desde tu ser de cristiano.

Hna. Johanna Andrea Cifuentes Gómez, tc

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Lectio Divina del 14 de enero

Seguir a Cristo desde la doble vía del llamado y la respuesta

«Habla, Señor, que tu siervo escucha».

La experiencia de caminar con Jesús se materializa en un llamado y una respuesta propia de aquel que recibe la llamada. Por ende, es una vía bidireccional que implica escuchar y responder, incluso con los temores inherentes a la existencia.

Primera Lectura: Del primer libro de Samuel 3, 3b-10. 19

Segunda lectura: De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c-15a. 17-20

Evangelio Según San Juan 1, 35-42

La experiencia de Samuel representa la constante respuesta de la humanidad para abrazar los diversos llamados de la vida. Nos encontramos frente a diversas voces que nos instan a vivir de cierta manera, y corremos en busca de una respuesta. Sin embargo, Samuel, a pesar de sus intentos, no logra identificar la voz del Señor hasta el tercer llamado y con la guía de Elí. La respuesta de Samuel es dócil, atenta y con un corazón abierto. Descubrir la autenticidad del llamado divino requiere reconocer la voz de quien habla y escuchar. La escucha divina es una virtud desafiante de cultivar en un mundo ruidoso lleno de voces llamativas. A pesar de ello, Samuel, desde la docilidad de su corazón, responde: «Habla, Señor, que tu siervo escucha». La docilidad y el silencio interior se convierten así en tareas esenciales para responder con certeza y fidelidad a la vocación y el sueño que Dios tiene preparado para aquellos a quienes ama.

Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c-15a. 17-20

«¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él». La comprensión cristiana del cuerpo se basa en contemplarlo como el sagrario del espíritu. Esta perspectiva confiere al cuerpo un valor sagrado al permitir manifestar con sus acciones la presencia divina. En una cultura obsesionada por la apariencia física y los estándares de belleza, la mirada cristiana del cuerpo implica un cuidado equilibrado de las necesidades básicas y de los placeres propios. La enseñanza de San Pablo destaca que el cuerpo puede convertirse en una expresión de glorificación al Señor, lo que implica cuidarlo, amarlo, respetarlo y valorarlo. Es crucial profundizar en la teología del cuerpo y en las reflexiones de San Juan Pablo II para obtener una nueva comprensión de la sexualidad y el amor.

Evangelio según san Juan 1, 35-42

«¿Qué buscáis?». Él les dijo: «Venid y veréis».

La experiencia del llamado se traduce en una respuesta a la búsqueda humana de la felicidad y el sentido de la vida. El llamado de Andrés y Juan refleja las características del llamado de Jesús, que enseña, acompaña y cautiva con solo unas palabras profundas y desde el corazón. Cada persona tiene diferentes búsquedas en la vida, algunas responden a historias personales, situaciones complejas, deseos y sueños. El encuentro de Jesús con estos discípulos manifiesta el deseo divino de encontrarse con aquellos que buscan respuestas. El llamado de Cristo presenta nuevas formas de pensar, actuar y relacionarse. San Ambrosio de Milán nos insta a buscar a Cristo no con pasos corporales, sino con la disposición del alma y la contemplación desde el corazón, que implica una profunda fe y un alma capaz de anhelar lo eterno desde la tierra.

Fruto: Pide al Señor que te haga un contemplativo de la vida, capaz de escuchar los llamados que te hace para vivir con plenitud desde el seguimiento propuesto por Jesucristo.

Hna. Johanna Andrea Cifuentes Gómez, tc

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Lectio Divina Bautismo del Señor

Redescubrir el SER virtuoso que has recibido por el Espíritu Santo

«Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo» (Juan 1, 33).

Primera lectura: Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7

 Segunda lectura: De los Hechos de los apóstoles 10, 34-38

Evangelio Según San Marcos 1, 7-11

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu».

Como un eco de la Epifanía, celebramos hoy el bautismo del Señor, su manifestación pública,»Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu».El profetismo es una auténtica forma de vivir, fundamentada en la elección que hace el Señor desde el vientre materno, como lo expresa Isaías en su llamado. Identificar las acciones propias del Espíritu requiere discernimiento y oración, al igual que comprender las obras propias del Reino. Es esencial reconocer hasta qué punto asumimos la elección de ser elegidos por Dios y, desde esta misión, abrazar nuestro ser cristiano. Si el Espíritu del Señor está sobre ti, tus decisiones, acciones y pensamientos estarán encaminados a proclamar la verdad de Aquel que te brinda sabiduría.

En la segunda Lectura…»Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea».

Una de las características más hermosas de nuestro Dios es la grandeza de su misericordia y el corazón que le permite amar sin reservas a todos sus hijos. Nuestra meta en la tierra es lograr tener un corazón como el del Padre, una tarea desafiante pero que traza un camino de configuración con el Señor. Si reflexionas sobre tu corazón, ¿cuánto has crecido en amar sin distinción, prejuicio o crítica?

Escucharemos en el Evangelio la Voz del Padre: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».

El bautismo de Jesús revela la identidad plena y divina que le ha sido otorgada como Hijo de Dios, manifestando auténticamente los dones del Espíritu en la vida humana. Como afirmó San Cirilo, «las primicias y los dones que se otorgan a la humanidad se mostraron primero en la humanidad del Salvador». A partir de esta afirmación, podemos reflexionar sobre los dones otorgados al Hijo de Dios en su humanidad y redescubrir el sello auténtico que nos brinda el bautismo. La identidad de Jesús se basa en los principios del evangelio; por lo tanto, el amor y la caridad son la brújula para decisiones y acciones, y la verdad y la justicia son criterios para opinar, observar y analizar. Frente al sello del bautismo que nos regala la fe y la identidad de Jesús como culmen perfecto para actuar, ser y decidir, se nos presenta la vida auténtica de un creyente que no vive las virtudes y dones por sí mismo, sino por GRACIA del Espíritu. Ejercitarse en las virtudes y dones del Espíritu Santo nos permite crecer en autenticidad, verdad, justicia y santidad. ¿Cómo asumes esta identidad de hijo de Dios que te implica transformar tu debilidad en don y gracia para vivir con los hermanos?

Hna. Johanna Andrea Cifuentes Gómez, tc

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Lectio Divina en la Fiesta de la Sagrada Familia

Primera Lectura: Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6.12-14

Sal 127, 1-2. 3. 4-5

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21

Evangelio de San Lucas 2, 22-40

Vivir como hogares auténticos al estilo de la Familia de Nazareth es el desafío que nos presenta la octava de Pascua, una festividad hermosa capaz de despertar la espiritualidad y la conexión entre padres e hijos, siguiendo el ejemplo de Jesús, María y José.

Este año, la celebración de la Sagrada Familia conmemora su 150 aniversario desde su institución por el Papa León XIII. Esta celebración no solo ilumina la historia, sino que también arroja luz sobre la experiencia actual de la vida familiar. ¿Te has preguntado cómo vives tu papel como madre, padre o hijo/a en la misión que Dios te ha encomendado? Dedica tiempo a la oración y la reflexión.

En la primera Lectura el texto proporciona una reflexión sobre la   importancia del amor y respeto a los padres. Nos recuerda que honrar a los padres es un acto de justicia y gratitud, no importa las circunstancias, conllevando la promesa de una larga vida y bendiciones para los hijos. Nos invita a considerar como honramos y mostramos el amor a nuestros padres y la manera como se impacta a la comunidad y a comprender que el amor, el respeto y gratitud son fundamentales para la plenitud de la vida.

El Salmo 127 es un hermoso poema que nos habla sobre la importancia de depender de Dios en todas las áreas de nuestra vida. nos recuerda que debemos permitir que Dios sea el fundamento y la guía en todo lo que emprendemos. Sin Su ayuda, nuestros esfuerzos pueden ser en vano. Confiando en su protección y cuidado de Dios en nuestras vidas y en todo lo creado. Es una invitación a confiar en la providencia poniéndolo de primero y no colocando y dependiendo de nuestro esfuerzo y títulos. Por último, está el cuidado de los hijos como don y regalo de Dios, que se deben cuidar como amor y responsabilidad y enseñándoles y preparándolos para enfrentar los desafíos de la vida.

En la segunda Lectura San Pablo inicia una exhortación de carácter místico frente a las virtudes que tienen todos los elegidos por Dios, al mencionar la expresión “revestíos” indudablemente te imaginas un vestido, un traje, una manta, pues desde allí reconoce la grandeza que tiene el sentirte elegido y a la vez lo que implica vestirte no con atuendos materiales sino con las virtudes propias de los hijos de Dios. Compasión, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia y perdón. No es sencillo vivirlas porque nuestra condición humana nos hace frágiles, sin embargo, la oración como elemento fundamental de la vida de fe te permite lograr caminos insospechados y espirituales. Un ejercicio sencillo y práctico que te puede servir lo menciona el mismo Pablo “empieza por agradecer cada situación, persona u acontecimiento de la vida con ello las demás virtudes se darán poco a poco”. 

Y Finalmente   nos acercamos a un evangelio familiar que relata la fidelidad de José y María al cumplir las prescripciones y leyes de Israel; en este caso, la purificación en el templo refleja una familia piadosa y devota, comprometida a cumplir fielmente lo que el Señor demanda. Sin embargo, enfocémonos en las figuras de José, María y Jesús.

José, un hombre prudente y silencioso, representa la auténtica propuesta de un esposo capaz de asimilar estas virtudes para la vida familiar. María, una esposa laboriosa, trabajadora y orante, encarna la figura de una madre que está atenta al proceso de su familia. Jesús, como bien dice Lucas, crece en sabiduría y gracia; este proceso es propio de los hijos que, a lo largo de la vida, van creciendo y, con la experiencia, reconocen la presencia de Dios.

Actualmente, nos encontramos ante una sociedad con propuestas diversas sobre lo que significa ser familia, pero Jesús, María y José son el SER auténtico de una familia que nunca deja de asumir la vivencia plena, mística y contemplativa de la existencia. Hoy presentan las virtudes propias de una familia cristiana.

SER familia es un reto que no solo desafía los esquemas sociales, sino que también irrumpe en la vida real de la caridad, fraternidad y amor en un hogar. SER FAMILIA es la propuesta del Reino expresada en vínculos afectivos. Si eres madre y sientes que esta tarea es difícil, asume el ejemplo de María en su espíritu de oración. Si eres padre, adopta el rol de José, un hombre prudente y atento a las necesidades de su esposa. Si eres hijo/a, recuerda que estás en un proceso de aprendizaje y que Dios te indicará día a día las enseñanzas necesarias para crecer en sabiduría.

Hna. Johanna Andrea Cifuentes Gómez, tc

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Lectio divina IV Domingo de Adviento

Primera Lectura. II Samuel 7:1-5, 8-12, 14, 16. … “Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo”.

Salmo Responsorial. Salmo 89:2-5, 27, 29. …Sellé una alianza con mi elegido”

Segunda Lectura. Romanos 16:25-27. …Revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos”

Evangelio. Lucas 1:26-38. “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

Hemos llegado al IV Domingo de adviento y con él, al final de la ruta recorrida como preparación a la celebración de la Natividad del Señor, hemos recorrido esta senda de adviento con el único propósito de llegar dispuestos para renovar un año más el regalo más grande de Dios a la Historia de la Humanidad que es su propio Hijo, el Emanuel.  Hoy, en el cuarto domingo de Adviento, la liturgia nos permite recordar que Dios cumple sus promesas en tan esperado Mesías.

En la primera lectura, escuchamos cómo el profeta Natán le habla al rey David sobre la promesa de Dios de establecer una dinastía eterna para su pueblo. Esta promesa se cumplió en Jesucristo, quien es el descendiente de David.

En el Salmo Responsorial, se nos recuerda que Dios es fiel a sus promesas y que su amor y misericordia son eternos.  Y En la segunda lectura, San Pablo nos habla sobre el misterio de la salvación que ha sido revelado a través de Jesucristo.

Pero detengámonos hoy de manera especial en el Evangelio. San Lucas nos ofrece el relato de la Anunciación, en el que el ángel Gabriel visita a María y le anuncia que ella será la madre del Mesías. María, con desconcierto, pero aun así con profunda fe, acepta su papel en la historia de la salvación.

En el corazón de esta celebración está el papel crucial que María desempeñó. Ella, una joven humilde y fiel, recibió la visita del Ángel Gabriel, quien le anunció que sería la madre del Hijo de Dios y su «Sí» fue un acto de entrega total y confianza en el plan divino, un ejemplo de obediencia y humildad que cambió el curso de la historia.

El «Sí» de María nos enseña que la verdadera grandeza radica en la disposición a cumplir la voluntad de Dios, incluso cuando no entendemos completamente su plan. Su ejemplo de fe   y determinación en un momento de la historia donde como mujer, estaba totalmente supeditada a la custodia de un varón es realmente desconcertante; María nos inspira al desafiar el orden social establecido en su época, tan solo afirmada en la certeza de que era Dios quien hablaba a su corazón y Dios no miente.

 Que admirable su confianza, aquella que muchas veces nos falta a nosotros porque existe una gran diferencia entre: Creer en Dios y creerle a Dios. Sin lugar a duda María le creyó a Dios y su fe fue suficiente para hacer posible el más importante acontecimiento de la historia: La Encarnación.

La anunciación es una invitación a pensar que Dios desea establecer una relación, un encuentro con nosotros, que nos envía mensajeros y mensajes para posibilitar ese vínculo, que se acerca de manera sorprendente e insospechada a nuestra vida, sin más pretensión que encontrar nuestro corazón dispuesto como el de María.  Y que en ese mensaje hay una enorme cuota de confianza suya depositada en nuestra vida, Él es el Dios que se pone en nuestras manos, a nuestro alcance, que se hace fragilidad desafiando los estereotipos e imágenes acomodadas que nos hemos hecho de Él.

Terminemos esta reflexión citando las palabras del padre Eduardo Meana en su Hermosa interpretación musical “Oh, tierracielo”, para que comprendamos en ella el sublime acto de amor que encierra la encarnación del hijo de Dios.

Oh Dios que te has atado con las cuerdas del tiempo
A nuestras coordenadas, a nuestros ritmos lentos
Al devenir incierto de nuestro aprendizaje
Al río irregular de nuestro crecimiento

Vos revelaste el fondo de ésta, nuestra existencia
Lo nuestro estaba en Vos, lo nuestro era lo tuyo
Lo humano era «más» – capaz de Dios, y sagrado
Dramático y sagrado, nuestro «estar en el mundo»

¡Lo opaco de la tierra en vos fue transparente!
Lo opaco fue capaz de cielo y de Palabra
Y se espejó en tu carne que somos «tierracielo»
Fragmentos de infinito en carne iluminada

Beso santo de dos palabras
¡Oh, Jesucristo, Oh, tierracielo!
Fuerte tierno, señor humano
Divino nuestro, divino nuestro

Divino y despojado, Dios asombroso y nuestro
Hermano y vulnerable, expuesto a desamores
Concreta superficie de humana piel dispuesta
A luna y sol, a abrazos, y a látigos y golpes

Tu encarnación es el mapa de nuestra esperanza
Lo humano, en tu humanidad, se yergue en silencio
Destino y maravilla que tu cuerpo nos narra
Lo nuestro cabe en Dios y este Dios cabe en lo nuestro

¿Qué Dios impronunciado viajó en el embarazo
Sereno y misterioso de la Madre Doncella
Sino el Dios cuya espalda viene por el trabajo
De siembras y semillas, de redes y de pesca?

Beso santo de dos palabras
¡Oh, Jesucristo, Oh, tierracielo!
Fuerte tierno, señor humano
Divino nuestro, divino nuestro.

Que el Dios con nosotros sea el más auténtico motivo que colma de gozo nuestro corazón en esta nueva navidad.

 

Hna. Sandra Milena Velásquez B, TC

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Lectio Divina Tercer Domingo de Adviento

1ª lectura: Is.61,1-2ª.10-11.    «Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios» dijo Isaías.

«Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador,” dijo María.

2ª lectura: 1Tes. 5, 16-24 «Estad siempre alegres», dijo San Pablo.

EVANGELIO San Juan 1, 6-8.19-28: «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor»,

 

«En la senda de este nuevo adviento hemos llegado al Domingo de la alegría y la iglesia lo denomina «Gaudete» Palabra latina que significa «alegraos». En el contexto del Domingo de la Alegría en el Adviento, la Iglesia lo denomina así para resaltar la importancia de la alegría que sentimos al acercarnos a la celebración del nacimiento de Jesús. Es un recordatorio de que, a pesar de las dificultades y desafíos, siempre hay motivos para la esperanza y el gozo.

Desentrañemos de estos textos de la liturgia la invitación a la alegría como telón de fondo.

La primera lectura tomada del profeta Isaías, nos permite remontarnos al evangelio: Traigamos a nuestra memoria aquel texto bíblico tomado del evangelio de San Lucas 4, 18-22, cuando Jesús llegando a la sinagoga en Shabbat, tomó el rollo de Isaías, proclamó justo este capítulo que hoy hemos leído y que en sus expresiones define al Mesías y a su encargo ratificando primero que está ungido por el Espíritu y que ha sido enviado para

  1. Dar buenas noticias a los pobres
  2. Curar a los de corazón desgarrado.
  3. Proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros de la libertad.
  4. proclamar el año de gracia del Señor.

Detengámonos en este último encargo del envío. José Antonio Pagola, teólogo y escritor español, interpreta la proclamación de Jesús sobre «el año del Señor» en el contexto del jubileo, un concepto del Antiguo Testamento. En su libro «Jesús, aproximación histórica», Pagola explica que Jesús alude al jubileo, un año sabático especial que se celebraba cada 50 años, durante el cual se proclamaba la liberación de las deudas y la restauración de propiedades.

Para Jesús, proclamar el «año del Señor» simbolizaba un mensaje de liberación, justicia y restauración integral para las personas.  Jesús estaba anunciando una transformación profunda en la vida de la gente, tanto a nivel espiritual como social, enfocándose en la misericordia y la equidad.

No cabe duda que el encargo del Mesías fue una noticia que colmaría a sus coterráneos de gozo y esperanza, sentimientos casi inconcebibles en el marco de una época de la historia donde se experimentaba el yugo opresor del imperio Romano y sus alianzas (Pax Romana)

Continúa la liturgia de este III Domingo de adviento presentándonos en el salmo la figura del María en la proclamación del Magníficat, su motivo de gozo, su más profunda alegría: Saber que el Señor ha mirado la humildad de su esclava y en ella a todos los pequeños y sencillos, los “Anawin” (Pobres de Yahvé).

Finalmente, en el Evangelio de este III Domingo continuamos identificando en Juan a ese profeta que hoy se autodefine como el testigo de la luz, el que como dice el texto bíblico Confiesa y no niega, que no es el Mesías. Aquel que prepara el camino al Señor. La Voz que grita en el desierto: “Allanad los Caminos”

 Hace algunos días Monseñor Manilla decía hermosamente al respecto: “Juan era la Voz, Jesús la Palabra” ¿Prestamos nosotros nuestra Voz a la Palabra?

Hna. Sandra Milena Velásquez B, tc