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Migrantes y refugiados desde nuestra experiencia pastoral

La migración global es un gran desafío para una buena parte del mundo actual y una prioridad para la Iglesia Católica. En palabras y hechos, el Papa Francisco muestra repetidamente su profunda compasión por todos los desplazados: hemos sido testigos de sus encuentros con migrantes y refugiados en las Islas de Lampedusa y Lesbos; de su llamado a que se abracen plenamente: acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes, los refugiados y las víctimas de la trata de personas…

En la línea de sinodalidad que vivimos en estos momentos en la Iglesia tenemos un gran reto: hacer un mundo cada vez más inclusivo, caminar todos juntos hacia un nosotros cada vez más grande; recomponer la familia humana, para construir juntos nuestro futuro de justicia y de paz, asegurando que nadie quede excluido.

El futuro de nuestras sociedades es un futuro “lleno de color”, enriquecido por la diversidad y las relaciones interculturales. Por eso debemos aprender hoy a vivir juntos, en armonía y paz.

Mi experiencia pastoral con migrantes y refugiados en España ha sido sobretodo en el campo de la mujer en proyecto de vivienda de acogida y de un trabajo en red con entidades que trabajan en esta línea de la migración (Proyecto Ubuntu “Mujeres Migrantes”).

Surge la necesidad de dar respuesta a la situación precaria de mujeres migrantes que están siendo golpeadas por la devastadora situación social y económica actual, mujeres que llegan como refugiadas para solicitar su asilo, y como estas solicitudes no están siendo aceptadas, pasan a ser migrantes ilegales. Están llegando mujeres por tráfico de personas, por presiones de redes de explotación sexual desde el país de origen…

A estas mujeres se les acoge, ofreciéndoles un apoyo que les impulse para poder llevar un proceso que culmine con la legalización e inserción normalizada en nuestra sociedad. Se les facilita información, orientación y apoyo en la búsqueda activa de empleo u otras ayudas sociales para poder conseguir una vivienda digna. Nuestro trabajo es de acompañamiento, una pastoral de escucha y de cercanía a cada una en sus duras situaciones y realidades personales vividas que provocan esta migración.

El trabajo  es en equipo y/o en red con otras entidades que ofertan programas de inclusión social y que trabajan con migrantes y refugiados. Relación  de las mujeres con grupos de la Parroquia que pueda propiciar conocimiento de la realidad sociocultural y del entorno. Vecinos y entorno más próximo. Comunidades y asociaciones del país de referencia. La participación en el departamento de Migraciones del Obispado, a través de la mesa de Migraciones y Refugiados, donde participan las instituciones que ven la necesidad de unirse para enfrentarse a unas leyes que están vulnerando la dignidad de las personas migrantes, es también un espacio importante, espacio de Iglesia en línea de sinodalidad, caminando juntos en este gran reto de migración global.

A nivel social, la participación en la acción no-violenta internacional en solidaridad con las personas migrantes, como es “El Círculo del Silencio”; se trata de un movimiento interinstitucional, trabajo en red, que considera que la situación en la que viven muchas personas es extremadamente precaria y apela a la conciencia de quienes hacen las leyes, de quienes las aplican y de aquellos en cuyo nombre son hechas, para hacer posible una política más respetuosa con la dignidad de las personas. También pretenden ayudar a tomar conciencia, interiorizar y ser un elemento de interpelación a la sociedad sobre la situación de extrema gravedad que muchas personas sufren en Europa como refugiados (www.circulosdelsilencio.es).

Todos tenemos en nuestras retinas las imágenes de refugiados de la guerra en Ucrania. Nosotras, como Terciarias Capuchinas, hemos dado una respuesta de acción pastoral a esta realidad actual a través de nuestras Hermanas en Polonia, una acción pastoral real y viva. Ellas mismas escribían: “En la primera acogida lo importante fue transmitir: no tengas miedo, aquí te ayudaremos, aquí no hay bombas, aquí vas a estar segura y tus hijos también… Acogida y cubrir lo básico… comida, ducha, cama… Y después la escucha de los miedos, lloros, desentendimientos… después de unos meses, la escucha sigue siendo lo más importante en la pastoral… No preguntamos por su fe y no respondemos porque pasa esto… Escuchamos el dolor, las memorias y sobre todo pequeñas dificultades y gozos del día a día y el deseo de volver a la normalidad. Cuando podemos, ayudamos, cuando no podemos, intentamos estar cerca. Nunca juzgar opiniones y pensamiento, sino acoger con el corazón…”

 Nuestro Padre Fundador, ayer y hoy, nos continúa induciendo a dar la vida para llevar la salvación que Cristo nos ofrece a todos sin distinción, poniéndonos en camino con el otro, con los otros, no delante sino al lado de los otros, llevando la misericordia y la compasión que el mundo necesita. El P. Luis Amigó, hombre que supo fiarse de Dios y responder a los signos de los tiempos desde lo concreto de la vida, es referencia también para nosotras Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, a tener los ojos bien abiertos y el corazón encendido, como los discípulos de Emaús. Y tener los ojos abiertos, nos hace tomar conciencia de que estamos viviendo un momento difícil de la historia humana y un momento delicado en la vida de la Iglesia y de la vida religiosa, pero al mismo tiempo, un momento de gracia, porque experimentamos la presencia cercana e incondicional del Dios de la historia que nos mira con ojos misericordiosos y nos conforta. Lo nuestro es ser significativos evangélicamente y no solo eficientes pastoralmente.

Todos estamos llamados a seguir el camino abierto por el Papa Francisco, un camino que se define como «la revolución de la ternura», en el cual nos invita a no tener miedo de globalizar la solidaridad para acoger a los refugiados y a los emigrantes, recordándonos que ellos son «la carne de Cristo».

Hna. Matilde Mena Moreno, Tc

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Compromiso con la creación: Una propuesta de autosostenibilidad

“La vitalidad de la Tierra y el futuro de la especie humana solo estarán garantizados si conseguimos dotarlos de sostenibilidad. De lo contrario, el futuro puede ser muy oscuro” (Boff, L. (2013). La sostenibilidad. Qué es y qué no es).

“No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada”, afirma el Papa Francisco en su carta magna ecológica, Laudato Si, para responder a la acusación de que en nuestra tradición judeo-cristiana, el relato del Génesis que invita a “dominar» la tierra (cf. Gn 1,28), favorece la explotación salvaje de la naturaleza, y presenta una imagen del ser humano dominante y destructivo. Aclara el Papa que ésta no es una correcta interpretación de la Biblia. Hoy debemos leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada, y recordar que ellos nos invitan a “labrar y cuidar” el jardín del mundo (cf. Gn 2,15).

Teniendo en cuenta que “labrar” significa cultivar, arar o trabajar, y “cuidar” significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar, esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza, en el contexto de la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, según concluye el Papa en la misma Encíclica. Esto genera condiciones para la autosostenibilidad o, en un término de mayor proyección, sostenibilidad, definido en 1987 por las Naciones Unidas, como lo que permite “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias”. De este modo, un discurso ecológico va de la mano del discurso social y no podemos pensar en sostenibilidad sin considerar a los más pobres, quienes son los que sufren mayormente las consecuencias del mal manejo ambiental.

Ese es nuestro compromiso con la creación: habitarla como un Oikos, llamada “Casa Común” por el Papa y entrar en alteridad con ella, en el sentido de que siendo “otra”, establecemos relaciones de cuidado y de reciprocidad. Ella nos nutre y sostiene y, a su vez, nosotros la cuidamos y permitimos su restablecimiento, de tal manera que se garantice su perdurabilidad. De igual modo, como obra de la creación, debe ser mirada la humanidad para su dignificación y el bien común, en busca de un desarrollo sostenible.

En la llamada Agenda 2030, las Naciones Unidas, en el año 2015, establecieron 17 objetivos para lograr el desarrollo sostenible (ODS) en el planeta, que abarcan tres dimensiones fundamentales, social, económica y ambiental. Los objetivos priorizan la lucha contra la pobreza y el hambre, la defensa de los derechos humanos, la educación inclusiva y equitativa, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, el cambio hacia patrones de consumo responsables y un crecimiento económico respetuoso con el planeta. Se plantearon con una visión holística y sistémica, ya que en el mundo todo está conectado, para ser aplicados en escenarios locales, regionales, nacionales y globales, incluyendo el compromiso de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, en cada contexto particular.

Como Congregación que le apuesta a dignificar la vida humana en un entorno que es necesario cuidar, hemos sido expresión de algunos de los ODS y hoy de manera especial, tenemos el reto de asumirlos con mayor compromiso evangélico y misionero. Nuestro esfuerzo se ha concretado en seis (6) de los 17 ODS:

Objetivo 1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo. La opción preferencial por los pobres, la cual se expresa con la presencia de nuestra Congregación entre los excluidos y personas más vulnerables de la sociedad.

Objetivo 2: Poner fin al hambre. Hemos contribuido a lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición en población en condición de vulnerabilidad, como son los menores, niñas adolescentes, estudiantes y adultos mayores.

Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. La promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y atención para el bienestar y la salud, han sido uno de los pilares en la misión evangelizadora.

Objetivo 4: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. La educación para la vida, clave para salir de la pobreza, ha enarbolado nuestra propuesta evangélica.

Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. En procura de menor discriminación y violencia contra las mujeres, trabajamos en las áreas de Protección, Salud, Educación y Promoción Social.

Objetivo 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. Nuestro enfoque es educar permanentemente sobre consumo responsable y estilos de vida que no riñan con el cuidado ambiental y que, además, se optimice el uso de los recursos.

Los demás objetivos nos convocan como parte de la creación, para la sostenibilidad en todas sus dimensiones, contando con la solidaridad del mundo. Hagamos lo nuestro con la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos, como reitera el Papa en la Laudato si (202), siendo hijas de Francisco de Asís, patrono de la ecología y de Luis Amigó, el hombre de la ecología integral por su vida armonizada e íntegra, para esforzarnos en acciones que le den autosostenibilidad a la naturaleza y a la vida humana.

HNA. SOR ALICIA VÁSQUEZ, TC y GABBY VÁSQUEZ

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El Papa Francisco nos regala un texto dedicado a la liturgia

El pasado 29 de junio, fue publicada la Carta Apostólica del Papa Francisco “Desiderio desideravi” sobre la formación litúrgica del Pueblo de Dios. En Vatican News, compartimos la reflexión realizada por don Juan Manuel Sierra López, Profesor de liturgia en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso de Madrid, España.

El comunicado del Dicasterio para el Culto Divino, al anunciar este nuevo documento, nos lo presenta como una reflexión (meditación) sobre la belleza de la celebración litúrgica. Aunque el Dicasterio advierte, previamente, que siguiendo al Motu proprio «Traditionis custodes», pretende acrecentar la comunión eclesial conforme a los libros litúrgicos de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.

Estructura de Desiderio desideravi (Dd)

El tema que aparece en el encabezamiento es: «la formación litúrgica del Pueblo de Dios». El texto de Dd comienza con una breve presentación (n. 1) donde el Papa explica que después de Traditionis custodes quiere reflexionar sobre la liturgia.

Más claramente expresa su intención en el número 16, al tratar del sentido teológico de la liturgia, cuando escribe: «Con esta carta […] quisiera simplemente invitar a toda la Iglesia a redescubrir, custodiar y vivir la verdad y la fuerza de la celebración cristiana».

Todavía, en el número 61, a modo de conclusión, pide que se ayude al pueblo santo de Dios a beber de la fuente principal de la espiritualidad cristiana, redescubriendo los principios que expresa la Constitución “Sacrosanctum Concilium” del Concilio Vaticano II sobre la sagrada liturgia.

Y como broche final, en el último párrafo de la Carta, el Papa pide abandonar las polémicas para escuchar lo que el Espíritu dice a la Iglesia, manteniendo la comunión, la admiración por la belleza de la liturgia, bajo la mirada de María.

Fuente: Vatican News

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El vaticano ante la revocación del aborto en EEUU “Es una poderosa invitación a reflexionar juntos”

Las 50 jurisdicciones de Estados Unidos podrán o no restringir el aborto. La Corte Suprema de los Estados Unidos, el máximo tribunal del país, decidió revocar el derecho constitucional al aborto, dejando o no la interrupción del embarazo a los Estados. La votación se efectuó el viernes 24 de junio. La decisión se asentó con una mayoría de 6 a 3.

Ante tal acontecimiento, el cual marca la historia del país norteamericano, el Vaticano, a través de la Pontificia Academia para la Vida, indicó que esta decisión permitirá asegurar una educación sexual adecuada y garantizar una asistencia sanitaria accesible a todos, cuyo Presidente, el arzobispo Vincenzo Paglia aseguró, además, que la decisión de la Corte servirá de reflexión para muchas naciones.

“Frente a la sociedad occidental que está perdiendo su pasión por la vida, este acto es una poderosa invitación a reflexionar juntos sobre el grave y urgente problema de la generatividad humana y las condiciones que la hacen posible; al elegir la vida, está en juego nuestra responsabilidad por el futuro de la humanidad”, declaró el arzobispo.

Tras sus declaraciones, Mons. Vincenzo instó a reabrir un debate no ideológico sobre el lugar que ocupa la protección de la vida en una sociedad civil y pidió a las naciones brindar una sólida asistencia a las madres, a las parejas y a los niños por nacer.

“El hecho de que un gran país con una larga tradición democrática haya cambiado su posición sobre esta cuestión, también interpela al mundo entero. No es justo que el problema se deje de lado sin una consideración global adecuada. La protección y defensa de la vida humana no es una cuestión que pueda quedar confinada al ejercicio de los derechos individuales, sino que es un asunto de amplio calado social”, enfatizó.

Además del Vaticano, la campaña provida de los Estados Unidos también se pronunció y declaró el fallo de la Corte Suprema como “un día trascendental para los derechos humanos”.

Varias jurisdicciones de Estados Unidos ya anunciaron que prohibirán el aborto en su territorio, entre ellas: Alabama, Arkansas, Ohio, Oklahoma, Texas, Wisconsin, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Idaho, Kentucky, Luisiana, Michigan, Mississippi, Misuri, Tennessee, Utah y Wyoming.

Fuente: Revista Semana

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Miles de migrantes mueren en busca del “Sueño americano”

El Tapón de Darién y la frontera con Estados Unidos son los puntos más mortíferos.

Millones de migrantes transfronterizos en América anhelan mejores condiciones socioeconómicas. Solo en el 2021, se registraron más de cinco millones de migrantes en el continente, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Lo lamentable es que, por su desesperación, miles de ellos mueren asfixiados, ahogados y masacrados sobre todo en el Tapón de Darién, ubicado entre Colombia y Panamá, y en la frontera con Estados Unidos.

Más de 6.000 migrantes han sido reportados como desaparecidos o muertos en América desde 2014 hasta hoy, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). El 60% de los decesos tuvieron lugar en la frontera entre México y Estados Unidos. Mientras que unas 1.750 personas murieron ahogadas, en el río Bravo, frontera natural entre México y Estados Unidos; la falta de agua, alimentos y de un sitio para quedarse costó la vida a 861 personas. Otros migrantes fueron víctimas de la violencia, de accidentes o murieron por viajar en condiciones infrahumanas.

Otra de las problemáticas que enfrentan las personas es que, cruzando el continente con sus pertenencias y familias a cuestas, se convierten en víctimas de los grupos criminales. Se ha comprobado que muchos de ellos sufren extorsiones, violencia sexual y robos.

Cambios en las dinámicas migratorias

De acuerdo con Maureen Meyer, funcionaria de Washington Office on Latin America (WOLA), las dinámicas migratorias cambiaron por el fuerte impacto económico provocado por la pandemia. Esto ha ocasionado que no solo se vea migrar a centroamericanos y mexicanos, sino también a sudamericanos y haitianos.

Otras de las variaciones observadas es que los migrantes no solo están considerando a Estados Unidos como una opción para cumplir su «sueño americano». Otros destinos como México, Colombia, Ecuador, Perú, Costa Rica, Chile, Canadá y Brasil, se han convertido en importantes destinos migratorios, así lo explicó William Spindler, portavoz de ACNUR para América Latina en DW.

Fuente: DW